Sergio Urribarri trabaja desde junio en la Embajada argentina en Israel, el segundo país que más cantidad de carne argentina consume. Sostiene que la diferencia de seis horas entre ambos países le extiende por demás la jornada de trabajo. “Circula entre los compañeros y compañeras del gabinete el comentario sobre los mensajes que mando a la madrugada argentina”, cuenta en diálogo con Página/12.
Además, en las últimas semanas también fue designado embajador en Chipre. «El desafío es potenciar el comercio bilateral, que actualmente está en un nivel bajo. Ya empezamos a trabajar en la posibilidad de generar exportaciones de carne aviar”, señaló sobre su nuevo cargo.
El ex gobernador de Entre Ríos aun es parte de la política nacional, aunque su oficina está en Tel Aviv. Elogia la gestión de su sucesor en la provincia, Gustavo Bordet, y destaca que Alberto Fernández “muestra cada día su capacidad y su coraje para conducir el país en este tiempo tan complejo”. “Siempre dialogando e intentando avanzar hacia ese gran acuerdo que demanda la Argentina”, subraya.
-En la relación comercial Argentina–Israel ¿Cuál es el principal sector a potenciar?
-Vine a Israel con el objetivo de potenciar las exportaciones argentinas en este importante mercado. Ya en el rubro de las carnes bovinas duplicamos el volumen de negocios. No sólo pudimos sostener este mercado en plena pandemia, sino que pudimos ampliarlo exponencialmente. El domingo despedimos a un grupo de rabinos que viajaron a Argentina a certificar la faena de carne kosher en 13 frigoríficos de distintos puntos del país, en los que trabajan miles de personas. En paralelo, exploramos nuevas oportunidades y vinculamos actores, cámaras y empresas de ambas partes para potenciar el comercio bilateral, particularmente en los sectores de mayor valor agregado.
-¿Qué desafíos y posibilidades tiene Argentina de trabajar codo a codo con Israel en la industria tecnológica?
-Apenas me designaron, definimos una agenda junto con el ministro (de Ciencia y Tecnología) Salvarezza, la que empecé a implementar desde antes de mi llegada. En estos días vamos a firmar un acuerdo, propuesto por esta Embajada, entre el CONICET, el Instituto Weizmann (uno de los principales centros científicos de Israel y del mundo) y la Asociación de Amigos del Weizmann en Argentina, para otorgar becas post doctorales a científicos argentinos. Nunca antes se suscribió un acuerdo de estas características. También se encuentra en negociación un acuerdo de cooperación entre la Universidad de Tel Aviv y el CONICET. Israel es una referencia clave en materia científica que valora enormemente a los expertos argentinos. Una constante desde el inicio de mi gestión ha sido el énfasis en conseguir becas para estudiantes y profesionales argentinos que busquen capacitarse en Israel.
-Israel es el segundo país que más carne argentina compra. ¿Cómo ve el debate que dan agrupaciones ecologistas sobre el daño que muchas veces se le hace al medioambiente para criar ganado y venderlo al mundo?
-El objetivo del Estado debe ser conciliar la protección del medioambiente con las necesidades sociales y económicas de nuestro país. Son dos objetivos de primer orden que deben alcanzarse en conjunto, sin que uno vaya en detrimento del otro.
-¿Qué lugar ocupa el calentamiento global y el daño al medio ambiente en la relación bilateral?
-Estos temas son una preocupación permanente. Tanto nuestro gobierno como el israelí hacen de la cuestión una prioridad, que requiere atención urgente y constituye uno de los principales ejes de debate en los foros multilaterales. Desde nuestra Cancillería se trabaja activamente junto a Naciones Unidas para promover soluciones de acuerdo a los ejes que establece la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y ese es el marco que guía nuestro trabajo.
-¿Qué importancia tiene que el primer viaje de Alberto Fernández como Presidente haya sido a Israel?
-Constituyó una decisión de política exterior de enorme relevancia y generó una valoración muy positiva en Israel. Todas las personas con las que vengo dialogando mencionan la importancia de esa visita y sus efectos beneficiosos para la relación bilateral. Lo mismo ocurre con la decisión de nuestro canciller Felipe Solá de adherir a la definición de antisemitismo de IHRA. El vínculo entre ambos países y ambos pueblos es muy profundo y data de muchos años, pero sin dudas estas acciones fueron clave para esta etapa de la relación, que es óptima.
-El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu tiene denuncias importantes por violaciones a los derechos humanos. ¿Cómo se trabaja para tener un acercamiento político sin avalar ni acercarse a esa posición?
-La posición de nuestro país es clara y la expresó nuestro presidente justamente en ese primer viaje, cuando dijo que su sueño era ver a esta tierra en paz con sus vecinos y especialmente con el pueblo palestino. Hago mías las palabras de Alberto Fernández, que señaló que nuestro país reconoce, por convicción y por respeto a las decisiones de Naciones Unidas, la existencia de los dos Estados y siempre propició la convivencia pacífica.
-¿Qué análisis hace sobre la presión que ejercieron en todo el mundo muchos sectores de poder para que la vida siga como la conocíamos antes de la pandemia y no perder sus fortunas?
-Las presiones existen siempre. Está en el tesón de los dirigentes no claudicar ante presiones de unos pocos que no piensan en el conjunto.
-En Israel los impuestos patrimoniales son casi el doble que en Argentina. ¿Cree que se va a notar en la salida de esta mega crisis una diferencia entre los países que cobran impuestos a grandes fortunas y los que no?
-La crisis derivada de la pandemia demuestra que las sociedades que triunfan son las que priorizan el bien común y la solidaridad social. Nadie se salva solo. Como dice el Papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti, es necesario que nos constituyamos en un “nosotros” que habita una casa común.