¿Quién será el próximo perseguido por intentar hacer justicia entre ricos y pobres?.
Edgardo Martolio
¿Donde está ‘Mate Cosido’? Pregunta León Gieco en su canción ‘Bandidos Rurales’. Mientras lo escucho, aquí y ahora, allanan la AFA. Buscan los papeles secretos de los acuerdos sórdidos que se esconden en la caja fuerte –de llave única–, de la porteña calle Viamonte. Buscan una sala oculta, con doble puerta, que abre a la oscuridad del túnel que comunica a la AFA con la palermitana ciudad de Corleone, en Sicilia. Viven de las fotos personales y el engaño colectivo…
La AFA y Grondona dan chapa. Llevan prensa. Agitan fotógrafos y rellenan muchos programas de radio y televisión. El gran pretexto es la pifia distribución del dinero de ‘Fútbol Para Todos’. Es obvio que mucha gente se irrita porque no se lo llevan todo Boca y River como era antaño. Y nada queda en sus bolsillos. Boca y River son mayoría y a los políticos no les interesa una distribución coherente, lógica, que ayude a quienes mejor lo usan; no, lo que importa es aquello que entrega más votos. Y los intereses personales, claro.
No van a encontrar nada en el predio del barrio de Tribunales (¿o San Nicolás?) salvo que alguien plante algo. Lo que van a encontrar es la historia del último ‘Mate Cosido’, aquel que dejaba a los ricos menos ricos para darle más a los pobres. La AFA está mejor de lo que dicen. Si el dinero que Grondona repartía entre los clubes estos lo despilfarraban es otra historia. Grondona no era auditor. Y esos pesos, una vez ingresados a su caja, era de los clubes. Uno hacía un necesario gimnasio y otro compraba al Pepe Sand fané y descangallado. ¿Tenía que meterse el presidente de la AFA en la administración de esos recursos? No.
Nuestro básquet, en vísperas de un Mundial, está metido en un incendio que pone en peligro los resultados del equipo. Los jugadores enfrentaron a la dirigencia como tantas otras veces. Un escándalo institucional que concluye con el socorro del gobierno, como si este pudiese arreglar alguna cosa. ¡El gobierno! Intervino a la CABB. ¿Y? Una escena bien criolla, digna de la ‘patria burra’. En tanto, llegan los jugadores de la millonaria NBA para ser atendidos por un utilero que superó el semestre sin cobrar su miserable sueldo. El problema del básquet es que no tuvo ni tiene a un Grondona, alguien con capacidad de aglutinar a todos y mostrarles un camino transitable. Y ‘Básquet Para Todos’ no interesa a la propaganda política ni a las agencias de publicidad.
El ex barra brava velezano y alguna vez presidente del ordenado club de Liniers, Raúl Gámez, aprovecha el enfriamiento del difunto y dice que “hay que democratizar la AFA”. Que lea los reglamentos. Son híper-democráticos. ¿Lo dice por la re-re-re-re-re-reelección? La reelección si es legítima no es un problema, es lo más democrático que existe porque no se cercena nada ni a nadie. Si es ilegítima concuerdo, pero el problema, allí, no es la sucesiva reelección sino la ilegitimidad, el chanchuyo, en caso que lo hubiere. Eso es lo que se debe combatir. Si todos los votantes quieren que gobierne siempre el mismo ¿por qué no? ¡Todos sabían que con cualquier otro sería peor! Democrático es hacer la voluntad de la mayoría y no el parecer de un diario tentacular o de un trasnochado locutor.
¿O Gámez lo dice porque el actual estatuto permite que el presidente también gobierne la comisión arbitral y alguna otra? Lo ideal sería que sean personas diferentes, siempre capacitadas y ecuánimes. Lo ideal casi nunca es lo real. Grondona aparecía en esas áreas porque era necesario. Lo llamaban. No le interesaba ni quería, pero tenía que hacerlo porque se lo rogaban. Créalo. Nadie confiaba en nadie. Todos confiaban en Grondona. Así es nuestro fútbol porque así es nuestro país. Internamente Grondona representaba el lado bueno. Los demás el otro lado. Por eso, al fin, tanta gente fue a su entierro. Nada es casualidad. Quien no devolvió el favor en vida acompaña al acreedor hasta su última morada; a lo mejor, tal vez, si existe un Dios, quien dice…
El rugby, siempre en crisis con su dirigencia, escondiendo todo adentro de su cueva, no está mejor que el básquet. También en vísperas de un torneo importante vive cuestionamientos que incluyen al técnico porque prueba en el Championships a jugadores que a lo mejor hacen lo que nunca hicieron los históricos que cuestionan: ganar. Un Grondona no lo permitiría como jamás permitió que esas cosas sucediesen en el fútbol. ¿O alguien cree que fue fácil manejar a Heinze acaudillando a los pibes de la Selección en por lo menos dos Mundiales? Lo suyo era apaciguar y no darle tanto a Boca para ofrecerle más a Lanús, retacearle algo a River para mejorar a Banfield. Y darle el alma a la Selección. Garanto: Si Grondona hubiese sido hombre de rugby ‘Los Pumas’ sabrían lo que es ser campeones, cuando hoy, en verdad, ya ni saben cuando los bautizaron ‘Pumas’…
Grondona no quería el cuarto cambio para los alargues –como propone ahora la FIFA–, porque sabía que después pasan a ser convalidados para los 90 minutos. Como va a pasar. El fútbol no necesita más que un cambio. Ni dos ni tres. Menos aún cuatro. Sólo el negocio del fútbol lo precisa. Con más cambios hay más jugadores participando del show y más cotizados, obligando a que se aumenten los planteles, generando más necesidad de transferencias, con lo que más dinero va de un lugar a otro. No es de ahora que se habla del cuarto cambio en los pasillos de la FIFA. No. Pero salta ahora porque ya no está quien le impedía llegar a la mesa de discusión. Grondona siempre defendió el fútbol antiguo porque veía deteriorarse el formato moderno, ese negocio que interesa a tantos. Pobre FIFA.
Pero no vayamos tan lejos para criticar sistemas y dirigencias. Aquí, en Argentina, el judo tuvo que cambiar a su conducción técnica porque sus atletas de más nombre así lo forzaron. Otra vergüenza. De todos modos una vergüenza menor que la generada por el equipo olímpico, el enviado a Rusia por el COA en el último invierno, cuando sus referentes, casi todos familiares, destruyeron cualquier ilusión de medalla en Sochi. De donde, claro, volvimos una vez más con las manos vacías. Un peso pesado de la política como Aníbal Fernández tuvo que aceptar por estos días las exigencias de ‘Las Leonas’ que habían renunciado para que no se desmorone lo construido hasta aquí en el universo del hockey femenino. Como dice su ex DT Retegui, “que Dios las bendiga”. En los criticados 35 años de Grondona en la AFA estas cosas, a nivel de Selección, que era su quintita directa y preferida, jamás sucedieron. Cuando el gobierno de Alfonsín, que murió cual santo, le quiso decapitar a Bilardo en 1986 lo bancó a muerte y mostró que estaba en lo cierto: fue campeón del mundo.
El Cenard tampoco es una maravilla, no podría serlo, no es escandinavo, es más argento que argentino. No pocos deportistas bajan la cabeza porque si quieren seguir siéndolo les sacan algunos privilegios que supieron ganarse, como las becas que les permiten competir. Y esto tampoco es de ahora. Se escuchan voces de ciclistas que usan la palabra extorsión para explicar lo que deben hacer si no quieren perder patrocinios. A muchos se le dice con quienes tienen que aparecer políticamente y con quienes no se pueden juntar. El remo y la natación son otros dos rehenes de estas formas tan nuestras como negativas de ir para atrás. Y no sorprende que suceda porque no existe en su seno un Grondona que resuelve, que ponga el pecho y la cara para hacer lo que se debe hacer.
La epidemia de dengue que sufrió la Argentina cuando era Ministra de Salud Graciela Ocaña, hoy legisladora porteña al frente del allanamiento de la AFA, no le hubiese pasado a Grondona si hubiese sido Ministro. Una de las virtudes de Grondona era anticiparse a los hechos. Grondona también se lucía por enfrentar los problemas, no renunció como la entonces Ministra en medio de una pandemia de Gripe ‘A’. Ella no pudo con los gremios sanitarios. También Moyano le ganó su pulseada. Es fácil acusar a los demás, difícil es resistir a los archivos propios. Estos shows mediáticos destruyen muchas memorias, ensucian muchas reputaciones, pocas veces sirven para algo real, casi nunca descubren lo que fueron a descubrir, quedan en el olvido de un país que, para curarse en salud, prefiere olvidar y ‘que pase el que sigue’. Grondona seguía él.
En Brasil, donde vivo, pasa algo semejante. Todos los focos siempre están sobre el fútbol. Que no es nada para copiar pero funciona mucho mejor que la mayoría de los demás deportes. Todo el tiempo saltan escándalos en las diversas Confederaciones. El Mundial fue un bochorno. Ahora, a dos años casi exactos del inicio de los Juegos Olímpicos de 2016, sólo el 5% de las obras están prontas. Esta semana se realizó en la carioca bahía de Guanabara una prueba test, de vela, con participantes de 32 países: las aguas poluídas preocuparon a muchos atletas extranjeros. Pero el universo deportivo casi no lo toca, no es un asunto tan atractivo como hablar de Dunga o cualquier otro asunto vinculado al fútbol. Un error en el fútbol condena al mejor. Un acierto en cualquier otra disciplina consagra a un cuatro de copa.
Volvamos a la Argentina. A Grondona lo acusan de las muertes que hubo en el fútbol durante su gestión. Desde la AFA nada se podía ni se puede hacer que no sea lo que se hizo y que tampoco resuelve el problema: una sola hinchada por partido. Pero la seguridad le pertenece al gobierno y la pagan los clubes. La AFA no tiene cómo intervenir, no es ella que les da las entradas a los delincuentes que conviven con las dirigencias de los clubes ni puede fiscalizar si la noche anterior a cada partido ingresan proyectiles, armas o drogas en los estadios. Grondona evitó muchos males pero no era Cristo, no multiplicaba panes ni su presencia. Además gobernó a la AFA en los tiempos más violentos de la Argentina, cuando más muertes hubo, cuando la droga se apropió de las hinchadas y estas de los clubes. Lo suyo fue muy bueno pero dentro de sus límites. No critiquemos a San Martín porque no liberó al Congo de la barbarie belga. No era su tiempo, no estaba a su alcance.
El año pasado hasta el ajedrez, sí, el ajedrez estalló. El dirigente Carlos Quarracino, vice del club Mariano Moreno, denunció en una carta enviada al diario Los Andes de Mendoza una situación lamentable que afectó a la actividad ajedrecística nacional. La carta es larga, pero con este párrafo alcanza para entender: “En la Federación Argentina de Ajedrez (FADA) acaba de suceder algo que si hubiera pasado en la AFA hubiese salido en la tapa de los diarios. Un dirigente opositor al Presidente, el Ing. Mario Petrucci, de la Federación de Ajedrez de Vicente López (FAVILO), decidió ser presidente de la Federación amañando unas elecciones donde solo fueron invitadas las federaciones provinciales y regionales miembros que lo iban a votar a él. ¿Se entiende? Solo concurrieron 7 federaciones de 29, entre ellas la Federación Metropolitana de Ajedrez (FMDA), la más importante del país en cuanto a cantidad de ajedrecistas representados, pero no por ello la única gravitante (20% del padrón total de ajedrecistas del país)”. Todo huele mal en la Argentina.
Enard, Cenard, Secretaría de Deportes, COA, Confederaciones, Federaciones y todas las siglas que quieran agrupar viven lo que ya vivieron y nunca dejarán de vivir en este país, salvo que el destino les reserve un dirigente que entienda lo que pasa adentro sin dejar de mirar lo que sucede afuera, como hacía Grondona. Nada funcionaba mejor que la AFA aunque hubiese estado llena de problemas que el bombero de Sarandí apagaba. Nada. Todas las demás instituciones eran lo que son, un quilombo (según la Real Academia ‘lío, barullo, gresca, desorden’ y no necesariamente lo que usted piensa). Pero claro, el vuelo de una mosca en el fútbol, en un paisito como el nuestro, retumba mil veces más que una estampida de elefantes.
Aunque por ahora el presidente de Argentinos Juniors, Luis Segura, siguiendo lo que dicen los estatutos, por ser vice de Grondona y por acuerdo unánime del Comité Ejecutivo, continuará hasta octubre de 2015 al frente de la AFA, no falta una ‘gran’ idea en el gobierno que es colocar al actual Jefe de Gabinete Jorge Capitanich al frente, con la ‘sabia’ justificación de ser presidente de un club de Chaco (Sarmiento)… Capitanich, junto a sus antecesores Juan Abal Medina y Aníbal Fernández, son los tres acusados, junto a Grondona, de malversación de los fondos de FPT y motivo del allanamiento afista: Ocaña dice que el gobierno le dio a la AFA 1.500 millones y la AFA sólo recibió 900. Evidentemente el problema nunca fue Grondona, el problema se llama Argentina, aunque duela.
Lo que hay que seguir buscando en nuestro ‘bendecido’ país son los nietos desaparecidos y la moral perdida, no los imaginarios papeles raros del escritorio de Grondona. Hay demasiada energía puesta en lugares indebidos, apenas porque son mediáticos, en tanto falta ocuparse de lo real y verdadero. El vicepresidente de la nación está procesado pero muchos medios parecen ignorarlo. Mejor hablar de la AFA, del fútbol, de Grondona y en último caso de la Mancha de Rolando!!! En paralelo, no faltan los ventrílocuos que gritan a los cuatro vientos que ahora el fútbol argentino tiene su gran oportunidad de fichar para el utópico equipo de ‘la grandeza’. ¿Lo piensan de verdad o sólo están provocando? Triste. Penoso. Mohíno. Patético. Me pregunto quién será el próximo Grondona. El perseguido por intentar hacer justicia entre ricos y pobres. Porque, recordemos la historia vernácula, ‘Mate Cosido’ también fue perseguido…
IN TEMPORE 1: El miércoles 6, se cumplió una semana del fallecimiento de Julio Humberto Grondona.
IN TEMPORE 2: Nació Segundo David Peralta y murió con una cicatriz en la cabeza que lo rebautizó ‘Mate Cosido’. Por eso es con ‘s’. No tiene nada que ver con la infusión, nuestro ‘mate cocido’… Para quienes no lo saben ‘Mate Cosido’ fue un tucumano, nacido a fines del siglo XIX, héroe de los pobres, a quienes vengaba, que sólo asaltaba a los ricos; la leyenda lo define como el bandido romántico que todo país tuvo, el Robin Hood de nuestro territorio. Su mito llegó a tanto que no faltan quienes digan que Gendarmeria fue una fuerza creada, y paga, por Bunge y Born para capturarlo ya que la policía común siempre era ridiculizada, como a veces sucede en el cine, cuando lo perseguía. Siempre se esfumaba sin dejar rastro… Quién lo hirió de muerte, finalmente en 1940, fue la gendarmería aunque su cuerpo nunca se encontró; si es cierto lo que se cuenta, Guillermo Galimberti, también bandido –pero no romántico–, lo vengó cincuenta años después: le sacó a Born lo que ‘Mate Cosido’ le dejó.
(*) Director Perfil Brasil, creador de SóloFútbol y autor de Archivo [sin] Final.