El cantante ícono de los 80 llega por primera vez a la Argentina y reconoce que en Estados Unidos sigue habiendo racismo.
Los que algunas vez corearon y/o tuvieron una velada romántica al son de temas como Hello, All Night Long, Endless Love y Say You, Say Me saben de quién se trata. Es Lionel Richie, el cantautor ícono de la canción romántica norteamericana. Un ícono de la década de los 80. Un ícono que nunca había venido a la Argentina, y que por primera vez lo hará este martes en el Estadio GEBA: “He tratado de presentarme en Argentina durante los últimos quince años –casi parece disculparse Richie al iniciar en esta entrevista–, pero cada vez que lo intentaba se cruzaba algún otro itinerario. Mi agencia me decía ‘Hay que ir a Londres’ o ‘Ahora toca ir a Alemania’. Yo me preguntaba: ‘Pero ¿qué pasará con Argentina que no puedo llegar allí?’. ¡Finalmente ahora voy a poder! Me gustaría dejar en claro que no llegué antes no por falta de ganas”.
—¿Cuáles señalarías como diferencias fundamentales entre los 80, cuando comenzó tu carrera, y el mundo actual?
—Sobre todo la música ha cambiado. En un momento, muchos dejaron de interesarse en la melodía para darle mayor importancia a la vocalización o al ritmo. Así se generaron canciones que no parecían canciones. Pero los tiempos son circulares y ahora se vuelve a recurrir a la melodía. Los géneros bailables, las canciones de amor y el tiempo de los cantantes están regresando.
—¿Imaginás que tu carrera podría haber comenzado en este tiempo, dominado por internet?
—Es duro el tiempo que se vive ahora, porque hay que tratar de sobresalir entre tanta música. Es duro mantener tu canción posicionada en la radio cuando todo pasa gratis por internet. Hay mucha competencia. Los gustos cambian muy rápidamente, la atención de la gente es menor y es arduo mantener la fama a escala mundial.
—Compartiste la campaña “Usa for Africa” y la famosa canción “We are the world” con Michael Jackson. ¿Cómo lo recordás?
—Todos los días pienso en él, deslumbrado por su creatividad. Me sigue pareciendo el cantante, el compositor e inspirador de músicos más dotado, además de haber sido el tipo más divertido que conocí en toda mi vida. Cuando salimos de gira juntos, que eran aún los tiempos de los Jackson 5 y yo comenzaba con The Commodores, eran épocas grandiosas de alegría, y él tenía la mágica capacidad de ponerte siempre de buen humor.
—¿Cómo ha sido tu experiencia como afroamericano en Estados Unidos?
—Yo crecí en un campus universitario en Alabama y no padecí el lado más rudo del racismo. Pero ser afroamericano en Estados Unidos te pone en una situación de afrontar algún tipo de experiencia difícil en un momento dado, alguna aparición eventual de las feas consecuencias del racismo.
—¿Creés que algo de esto cambió con Obama?
—Creo que él pensó sinceramente en poder erradicar el racismo en Estados Unidos. Lo que pasó fue que nos permitió detectar cuán numerosos son los grupos que detestaban tener un presidente negro. Obama ha sido un símbolo, pero ¿se ha ido el racismo? No lo creo.