Falleció este jueves María Emilia Morales, militante por los derechos humanos, las mujeres y los trabajadores. Fue detenida y torturada durante la dictadura. Por ello el Departamento Ejecutivo Municipal a través de la Dirección de Derechos Humanos de la Municipalidad reconoció su aporte a la comunidad uruguayense.
Este sábado por la mañana, familiares y amigos de María Emilia Morales Rey plantaron un árbol en su homenaje. El acto se desarrolló en la plazoleta de Derechos Humanos.
Participaron el Presidente Municipal Martín Oliva, el ex Presidente Municipal Juan Carlos Lucio Godoy, autoridades del Sindicato de Empleados de Comercios, autoridades del movimiento Partido Socialista Popular, vecinos y allegados a Cacha La indudable permanencia eterna de Cacha en la memoria uruguayense será representada por este árbol plantado.
El acto fue promovido por la Dirección de Derechos Humanos y se escucharon palabras de su director Darío Baron.
Sobre “Cacha”
Nació el 12 de Septiembre de 1930. Hija de un sindicalista panadero y de una ama de casa. Trabajó desde muy joven en la mítica panadería “El Despertar del Obrero”. Militó en el Sindicato de Empleado de Comercio y desde allí defendió los derechos de la mujer trabajando en el Departamento de la Mujer y fue parte de la creación de la Cooperativa La Obrera.
En 1977 durante la dictadura militar fue detenida por la Policía Federal; sufrió torturas por el condenado en juicios de lesa humanidad Julio César Rodríguez, conocido como “El Moscardón Verde”, para que denunciara a sus compañeros comunistas y radicales. Fue detenida ilegalmente y torturada, sin haber delatado jamás a sus compañeros militantes. Ayudó a decenas de familias a cruzar a Uruguay y a Chile, guardando de tales personas cartas de agradecimiento y habiendo sido visitada desde Suecia por otras tantas personas a las que ayudó, a modo de agradecimiento.
Compartió charlas con Alicia Moreau de Justo y fue protagonista en la visita del ex presidente Raúl Alfonsín a Concepción del Uruguay, en los primeros años de la democracia.
No compartió nunca afinidad con los partidos políticos aliados con “la Iglesia” y sus doctrinas machistas. Llegó al final de su vida con la convicción de que la mujer sabe y es dueña de sus actos.