Por monseñor Jorge Eduardo Lozano
Durante la semana pasada nos enviaron una carta a los obispos del mundo firmada por el cardenal Peter Turkson, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, el organismo del Vaticano que ayuda al Papa en las cuestiones sociales. Allí se nos recordaba el llamamiento firmado por obispos católicos de los 5 continentes dirigida a quienes van a participar de la Cumbre Mundial del Clima (COP21) que comienza mañana en París. Acerca de ese llamamiento he escrito la columna hace dos semanas. En la capital francesa tratarán temas muy importantes. Participarán 25.000 delegados oficiales de los Estados, y otros 25.000 con diversas funciones. Con algunos miembros de la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Argentina nos hemos reunido con quien encabeza la Delegación de nuestro País para entregarle ese «llamamiento» y expresar nuestra preocupación por los resultados de la Cumbre. Como adhesión y muestra popular de gran interés, hoy se está promoviendo una «Marcha Mundial por el clima» en varias ciudades del Planeta. El cardenal Turkson nos dice a cada obispo: «Le invito afectuosamente a ofrecer su aportación con la oración, la palabra y la acción.
Por este motivo le invito a ofrecer la celebración de las santas misas de su diócesis, el domingo 29 de noviembre, por el éxito fecundo de este evento internacional». Podemos rezar juntos como nos invitan los obispos de todo el mundo: «Dios de amor, enséñanos a cuidar este mundo que es nuestra casa común. Inspira a los jefes de gobierno mientras se reúnen en París: a escuchar y atender el llamado de la tierra y de los pobres; a que se unan de corazón y de espíritu para responder con valentía; a buscar el bien común y la protección de este hermoso jardín terrenal que has creado para nosotros, para nuestros hermanos y hermanas, y las generaciones futuras. Amén». Hay lamentablemente muchas presiones para hacer oídos sordos al clamor de la tierra y de los pobres. Intereses económicos, conveniencias políticas… los poderosos que quieren que cambien los débiles sin ellos mover un dedo. En fin, un escenario difícil. Sin embargo, va creciendo la conciencia de que las cosas no pueden seguir así. Sumá tu oración y participá. No seamos espectadores pasivos ante lo que sucede.
El Papa en África nos está acercando una realidad que habitualmente no se muestra entre nosotros. No demos vuelta la cara. Son nuestros hermanos a quienes está visitando. Francisco señaló que «deberían exasperarnos las enormes inequidades que existen entre nosotros, porque seguimos tolerando que unos se consideren más dignos que otros. Dejamos de advertir que algunos se arrastran en una degradante miseria, sin posibilidades reales de superación, mientras otros ni siquiera saben qué hacer con lo que poseen, ostentan vanidosamente una supuesta superioridad y dejan tras de sí un nivel de desperdicio que sería imposible generalizar sin destrozar el planeta. Seguimos admitiendo en la práctica que unos se sientan más humanos que otros, como si hubieran nacido con mayores derechos». (LS 90) En su Discurso en Kenya insistió: «La grave crisis ambiental que afronta nuestro mundo exige cada vez más una mayor sensibilidad por la relación entre los seres humanos y la naturaleza.
Tenemos la responsabilidad de transmitir a las generaciones futuras la belleza de la naturaleza en su integridad, y la obligación de administrar adecuadamente los dones que hemos recibido. (…) En un mundo que, en vez de proteger, sigue explotando nuestra casa común, estos valores deben inspirar los esfuerzos de los líderes nacionales para promover modelos responsables de desarrollo económico. En efecto, existe una clara relación entre la protección de la naturaleza y la construcción de un orden social justo y equitativo». «Yo les exhorto, en particular, a preocuparse verdaderamente por las necesidades de los pobres, las aspiraciones de los jóvenes y una justa distribución de los recursos naturales y humanos con que el Creador ha bendecido a su país. Les aseguro el compromiso constante de la comunidad católica, a través de sus obras educativas y caritativas, por ofrecer su contribución específica en estas áreas». (Discurso Papa Francisco en Kenya)