La bailarina de tango elogia el programa de Tinelli. Dice que ve incómoda a Nacha Guevara y que admira a Moria Casán. Se prepara para recibir un premio del Gobierno de la Ciudad.
La ronda de tango fue consagratoria para mí. En mi carrera, hay un antes y un después del martes. En principio, para mí era importante saber si la gente estaba prendida con el tango y eso sucedió porque el tango midió en el rating. Más allá de bailar bien o mal, bailé con el corazón y creo que eso se vio. Después… la emoción de Marcelo Tinelli… ¡Y que pidiera ‘va de nuevo’! Yo no tengo para él más que palabras de agradecimiento. En el país del tango, no tuve sponsor para mi espectáculo; le agradezco a Marcelo Tinelli que haya puesto tango en el programa. No te imaginás la alegría que nos da a mí y a todos los que formamos parte del tango y que desde hace veinte años la venimos remando. Cuando el siguiente fin de semana bailé para miles de personas en el café La Biela, el domingo 26 en el festejo por el Día de los Cafés de Buenos Aires, recibí tanto cariño de la gente… Fue para mí una de las presentaciones más lindas y emocionantes de mi vida”. Así resume su vida por estos días la bailarina de tango Mora Godoy, una de las más fuertes incorporaciones a ShowMatch en 2014, parte del grupo de los profesionales de la danza que, venciendo pruritos, muestran su arte en este programa. Así pues, Godoy, que egresó del Colón y que al frente de su compañía recorre el mundo –a comienzos de año pasó 15 días ovacionada en China–, omite minimizaciones de sus compañeros, como las de Laura Fidalgo y Hernán Piquín, y destaca solamente las consecuencias positivas de exhibirse en el “Bailando”.
—¿Qué balance hacés de haberte incorporado al programa?
—Pienso “qué bueno es estar en el ‘Bailando’”, pese a todos los miedos que tenía. Qué bueno también que no hice un papelón, no referido a bailar sino a que no sabés cómo te va a tomar la gente, cómo va a reaccionar el jurado, si me iba a adaptar al mundo televisivo, porque yo pertenezco al mundo teatral. Hoy puedo decir que fue una elección más que acertada, porque gané una popularidad que no tenía en hogares que jamás me hubiesen visto, porque hay gente que no tiene el poder adquisitivo para pagar la entrada a los teatros. Logré una de mis metas: hacer más conocido el tango.
—¿Sentís presión en la comparación con Hernán Piquín, siempre presentado como “el mejor”?
—Todos somos el mejor o el peor para alguien; es una cuestión de gustos. Pero los que venimos del mismo palo le tenemos que agradecer a él que nos abriera esta posibilidad. Para mí Piquín es un bailarín excepcional y una persona con quien me divierto mucho. A la vez, no te imaginás la cantidad de gente, cuando salgo a la calle, que me dice: “Sos la mejor, tenés que ganar”. Si yo me creyera eso, estaría mal. Somos todos muy buenos bailarines; nos llaman “los virtuosos”. Después es una cuestión de elección de la gente. Tampoco vamos a desmerecer el virtuosismo exagerado que tiene Piquín: él es un bailarín clásico que todavía puede bailar clásico, y eso le da un abanico de técnica.
—¿Cómo ves a las otras parejas de “virtuosos”, las que permanecen y las que se fueron?
—Esto es como una pareja, es de a dos: el programa y vos. Por ejemplo, la pareja de Maxi (Guerra) y Patricia (Baca) quizás no funcionó como pareja, pero no me gusta emitir un juicio sobre los otros. Además, yo soy re amiga de Maxi; no soy amiga de Eleonora Cassano, no soy amiga de Laura Fidalgo, somos buenas compañeras, pero con Maxi, Patricia, Piquín y Cecilia Figueredo tengo una amistad.
—¿Cómo recibís las devoluciones del jurado y, en particular, de cada uno de sus integrantes?
—Yo pensé que me iba a costar más… Pero lo tomé de entrada como un show, un juego, no pienso en ser la ganadora, o en que estoy compitiendo ferozmente con el resto, estoy bien conmigo. Hay críticas del jurado que no son las que comparte la gente. Moria es impecable, brillante en las devoluciones, sabe mucho… me dice cosas muy lindas, desde que me saqué la tanguera, que me saqué la bailarina clásica, que me saqué el corset, que me animé a hacer todos los ritmos. Admiro mucho a Moria, una mujer emprendedora que se autogestiona. Nacha tiene devoluciones muy interesantes también, pero creo que no está del todo cómoda dentro del “Bailando” y eso se ve. Solita no sabés con qué te va a salir, siento que a veces se va por las ramas, y nunca me enteré de lo del novio en común con ella, nunca tuve un novio en común con Solita. Y Polino tiene un personaje que está muy claro; a veces me divierte, pero cuando me toca una nota baja no me divierte tanto, pero Polino me cae bien.
—¿Cuál es la situación del juicio con Flavio Mendoza?
—Ya hubo una mediación; ahora queda la instancia de juicio. ¿Por qué se ensañó tanto conmigo? No sé, no lo conozco, nunca fui amiga. A la falsedad, la mentira, la injuria, lo dañino que dijo de mí no le pude contestar sino a través de la Justicia. Que demuestre en la Justicia lo que dijo (N. de R.: entre otras cosas, tratos económicos injustos de Godoy hacia sus bailarines). Yo puedo ser una mujer criticada, puedo ser amada y odiada, pero soy la primera mujer en el tango con su propia escuela, y la única que tiene su propia compañía de tango desde hace 12 años, y tres compañías paralelamente. Yo entiendo lo que es la envidia. Soy una laburante, lo que gané en el exterior lo invertí en Chantecler (N. de R.: su más reciente espectáculo), en mi país, en un espectáculo de tango que tiene que ver con nuestra cultura; durante estos años le di trabajo a mucha gente. Soy muy clara a la hora de llamar a una persona: “Vas a hacer esto, vas a cobrar esto y vas a terminar en tal fecha”. Una vez que aceptaste, no tenés qué decir. El problema es si no te llegara a pagar; bueno, ése es otro tema, nunca me pasó.