Por Juan M. Herbella. Concluida la fase de grupos, todas las estadísticas son positivas en comparación con los últimos mundiales. El detalle de uno de los mejores torneos de la historia.
Juan Manuel Herbella
La ilusión de una gran Copa del Mundo en Brasil 2014 se ha transformado en realidad. Concluida la fase de grupos, todas las estadísticas son positivas en comparación con los últimos mundiales.
El promedio de más de 3 goles por partido (49 goles/16 partidos), al finalizar la 1ª fecha de la fase de grupos, decayó levemente en las dos restantes (136 goles/48 partidos = 2,83 goles x partido) pero se mantuvo muy arriba de las ediciones precedentes. El porcentaje de goles de pelota parada, un dato que llamaba la atención a comienzo de la competencia por su poca relevancia, se mantuvo inalterable en el 20% (pasó de 10 goles/49 totales a 27 goles/136 totales = 19,85%). A comienzo del torneo, si se incluían los penales al análisis se llegaba al tercio del total (16/49). Ahora, ya definida la fase de grupos, son apenas una cuarta parte (36 de 136 goles).
Nuevamente, al momento de analizar estas jugadas de balón detenido que derivaron en goles, se puede observar que como era lógico, la distribución antes homogénea (5 corners, 5 tiro libres y 6 penales) se diversificó. Los goles de tiro de esquina mantuvieron un constante crecimiento de cinco goles por fecha, concluyendo en 16 tantos en 48 partidos. La preponderancia del “perfil abierto” (8 con diestros desde la derecha y 2 con ejecutantes zurdos desde la izquierda), buscando que la pelota se aleje del arquero y sea encontrada por los atacantes en la carrera, se mantuvo pero en menor medida (10/16 totales).
En cuanto a los tiros libres, no se alteró la distribución equitativa por lado y la curiosidad mayor para Argentina fue que los dos goles que convirtió por esta vía fueron singulares: el directo de Messi a Nigeria (el otro directo fue de Dzemaili a Francia) y el único en contra (Kolasinac de Bosnia).
Por el lado de los penales, se notó una disminución en el número de sanciones. En los primeros 16 partidos se habían sancionado seis infracciones dentro del área y en los 32 siguientes apenas tres. Probablemente haya sido por sugerencia del comité arbitral, dada la cantidad de fallos erróneos a comienzo del torneo que condicionaron resultados. Sobre la distribución al momento de la ejecución, todos fueron diestros y más de la mitad (5) optaron por el remate cruzado (dos de los restantes optaron por rematar al centro y dos patearon abierto)
Acerca de los goles que no partieron de una pelota parada, se pueden sacar muchas conclusiones pero para priorizar habría que centrarse en las curiosidades de los posibles rivales de Argentina de cara a la final.
Suiza es un equipo generoso en la propuesta: hizo siete goles (dos en pelota parada) y le convirtieron la misma cantidad (también sufrió dos de pelota parada). En cuanto al origen de los goles, no tiene un lado netamente más fuerte o más débil: llegó y le han llegado por ambos lados.
En el caso de superar a los helvéticos, en la otra llave vienen Bélgica y Estados Unidos. Los europeos tienen otro estilo en relación a Suiza: sus partidos han sido más cerrados y de menor ritmo. Superaron su grupo con puntaje perfecto y sólo le hicieron un gol, mientras que convirtieron cuatro. La curiosidad está en que todas sus anotaciones fueron en juego y el único gol que recibió fue de pelota parada.
Para semifinales, el candidato número uno sería Holanda. Recordemos la frase hecha de que en el fútbol los partidos hay que jugarlos, pero este es un ejercicio de futurología ligado exclusivamente a mostrar peculiaridades. Sobre los “anaranjados” ya se había mencionado la priorización de lado en el ataque: destacando el sector izquierdo con las proyecciones de Daley Blind y el juego de Arjen Robben. Esta particularidad se exacerbó en los partidos restantes: en total convirtieron diez goles, ocho de jugada, de los cuales cinco partieron de la izquierda y tres por el centro (ninguno desde la derecha). Curiosidades, detalles a tener en cuenta.
La Copa del Mundo entró en su etapa decisiva. A partir de ahora, ya no hay margen de error. Un mal partido te manda de vuelta a casa. Los detalles marcan la diferencia. Esos que no se le pasan por alto a Sabella y sus muchachos. Los octavos de final ya comienzan.