“Todo lo que hice fue por placer”

“Todo lo que hice fue por placer” Tras comenzar una gira por toda la Argentina, la cantante cuenta cómo hizo para convencer a Rubén Blades para que cantara con ella. “Todo lo que hice fue por placer”

Son muchos los lugares de la Argentina en los que estará este año Rosana. La popular cantante española armó un ambicioso tour que se inició el jueves pasado en San Juan y pasará por Mendoza, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Comodoro Rivadavia, Bariloche, Neuquén, Santa Rosa, Bahía Blanca, Córdoba, Rosario, Resistencia, Posadas y Mar del Plata. En medio de ese largo periplo, el 8 de agosto es la fecha elegida para su desembarco en el Gran Rex. Está presentando los temas de su último disco, 8 lunas, un compilado con temas de distintas etapas de su carrera en versiones remozadas y con invitados de lujo: Abel Pintos, Paulinho Moska y Rubén Blades, entre otros. “Vine con una formación bastante rockera –guitarra, bajo, batería y Hammond–. La particularidad de estos conciertos es que incluyen un segmento importante ‘a la carta’: la gente elige las canciones que quiere escuchar ahí mismo y nosotros las tocamos. Es riesgoso, porque hay que tener buena memoria para acertar con todo el repertorio, pero lo venimos haciendo desde noviembre y sale muy bien. Obviamente, de acuerdo al lugar, los pedidos son diferentes, así que son todos conciertos bastante distintos”.

—Fuiste modificando tu estilo a lo largo de tu carrera. ¿Es una estrategia comercial?
—Para nada. Todo lo que hice tiene que ver con el deseo, es muy transparente. Voy haciendo lo que de verdad me va latiendo. Mi primer disco fue el más latino, pero también tenía un tema como No sé mañana, que, tocado más eléctrico que en el disco, podría ser bien rockero. Siempre he tocado muchos palos, si no me aburriría. Y si me aburro yo, seguramente aburro a los demás.

—Tu primer disco tuvo un éxito fenomenal, empezando por el corte “El talismán”. Vendiste dos millones de copias. ¿Te condicionó eso? ¿Te sentiste obligada a superar esa marca?
—No, no siento esa presión. Hay que trabajar con honestidad, hacer discos que recojan lo que estás sintiendo, lo que te sale de manera natural. Vender más no es algo que me planteo cuando voy a escribir una canción. Lo que quiero es que la gente pueda tener la verdad de lo que siento y lo que pienso. Siempre me moví así y tuve la suerte de que mucha gente conecte de manera inmediata con lo que hago.

—Invitaste a Rubén Blades a cantar “El talismán” en tu último disco. ¿Cómo fue la experiencia?
—No quería hacer mis canciones más conocidas con mis amigos más conocidos. Entonces, armé un repertorio con temas a los que sabía que podía añadirles un color nuevo y que pudieran ser un traje a medida para cada invitado. La compañía me pedía que algunas canciones estuvieran sí o sí, pero sólo accedí con las que cumplieran con ese requisito. De hecho, no están grandes éxitos como A fuego lento, Aquel corazón y Llegaremos a tiempo. Dije “grabo El talismán si está Rubén Blades” y me contestaron: “¿Todos los tiros van a ser así de altos?”. Pero le escribí una carta a él contándole quién era, y a los tres días me llegó la respuesta: Blades decía que claro que me conocía, que claro que estaba al tanto de mi obra y que claro que cantaría conmigo El talismán. Pensé que era una broma, un error… Pero lo hizo. Rubén cantó el tema en un estudio de Nueva York, sobre una base producida en España que le envié. Es el único invitado de 8 lunas con el que todavía no me encontré. Pero esta gira incluye Panamá, así que espero tener la oportunidad ahí.

 

Afectada por la crisis

Dice Rosana que la conocida crisis que vive España la ha afectado “como a todos los que viven allí”. Para ella, “la crisis en realidad es en todo el mundo y no afecta sólo la economía; estamos pasando por un momento de gran fragilidad general: en la economía, en la educación, en el crecimiento del hambre y la violencia… Hay que recolocar muchas cosas, y eso es un trabajo de todos. Deberíamos ponernos por delante de nuestra profesión, ubicarnos en plural, dejar de pensar en el metro cuadrado que nos rodea, asumirnos como parte del problema y dejar de decir solamente ‘a ver si arreglan esto’. Estamos donde estamos porque nosotros fomentamos este estado de cosas. Hay que apostar de nuevo por las utopías”. Sobre la monarquía española, asegura que “sería importante que se hiciera una votación para ver qué quiere la mayoría. Yo, de todos modos, nunca voté nada. Votar no es obligatorio en España. Y lo veo bien. Si voy a comprarme una camisa que necesito y no la encuentro, no estoy obligada a llevar otra. Si hago un disco que no te gusta, no pretendo que lo compres igual. Si uno no tiene una fe ciega en alguien, ¿por qué debería votarlo?”.