El número uno del mundo venció al suizo para obtener su quinta corona en el césped inglés. Novak Djokovic y Roger Federer ofrecieron una final de Wimbledon a la altura de las expectativas que generan dos genios del tenis.
En un partido en el que abundaron los tiros espectaculares, las variaciones de efectos y de ritmos y las muestras de una precisión extraordinaria, el serbio se impuso por 7-6 (7-5), 1-6, 7-6 (7-4), 4-6 y 13-12 (7-3) en cinco horas exactas, la final más larga de la historia. Fue la primera vez que el encuentro decisivo del Grand Slam londinense se decidió en un tie-break, y para el número uno representó su quinta coronación en la Catedral y nada menos que su 16° torneo grande (y el segundo que obtiene en la temporada).