La diva vuelve el miércoles tras siete meses de ausencia. Habla de Guapas, el default, y su rol de presidenta frente a CFK. Su miedo.
Susana Giménez vuelve el miércoles a las 22, luego de siete meses de ausencia, y habló con el Diario Perfil sobre su regreso a Telefe.
Por Alfredo Mera | Publicado en Diario Perfil
Susana Giménez dijo alguna vez que soñaba hacer su programa como lo hacía Tato Bores, trabajando seis meses y descansando otros seis. En 2014 se le cumplió el deseo. “Estoy totalmente ‘tatoborizada’, aunque esta vez por el Mundial de Fútbol me tomé siete meses de vacaciones. Con lo que he laburado en mi vida, ya puedo darme ese tiempo. Además, no te olvides que hago una revista, de la que me ocupo de todo”, explica la diva a la que ni se le cruza por la cabeza la idea de volver a la vieja edición diaria, pero que tiene su regreso a la pantalla de Telefe a la vuelta de la esquina. A partir de este miércoles a las 22, lo que espera es poder entretener. “Es mi misión”, asegura.
—¿Qué más deseás para esta temporada?
— Que el año sea bueno, pero sobre todo que la gente se divierta y pueda ganar buenos premios. Con los diez millones de pesos que va a haber en los llamados casi que volvimos al millón de dólares como antes.
—¿Podrías haber arrancado antes?
—Siempre la idea fue empezar después del Mundial. No podía competir, te imaginarás. Además, estaba poseída como todo el mundo. No paraba de ver ningún partido
—¿Tu primera visita va por ese lado, no?
—Puede ser (sonríe), pero no quiero mostrar mi traje de novia. Me gusta que la gente se sorprenda. Va a ser un buen programa. Desde la apertura se van a ver sorpresas. Por ejemplo, se verá a un leopardo transformarse en mí. Para eso contratamos a la compañía que hizo enano a Guillermo Francella en Corazón de León.
—¿Y a la ausencia de Antonio Gasalla cómo la vas a suplir?
—Por ahí con invitados. No será alguien fijo o contratado para todo el año. Lo bueno es que ahora tendré el “Preguntados”. Yo estoy todo el día jugando a eso. Ahora lo hace todo el mundo, pero a los juegos de preguntas y respuestas yo los hice siempre y me fue muy bien.
—¿Cómo ves la televisión abierta?
—Debemos aceptar que hay que competir contra 400 canales y que hay cosas muy buenas para ver. Por eso ahora los ratings son más bajos. Antes podíamos hacer 40 puntos, pero ahora todo el mundo tiene al alcance series increíbles, como Breaking Bad o Games of Thrones. Esto va a cambiar cada vez más.
—¿Con qué rating estarías conforme?
—No sé. Si llego a hacer 18 todos los miércoles, estaría muy conforme, pero hay que hacerlos.
—Tu competencia va a ser “Guapas”, ¿te gusta el programa?
—Sí. Las mujeres me paran por la calle y me dicen: “Vas a competir con ‘Guapas’, qué lástima”. Mucha gente lo ve y la verdad que es muy bueno. Son actrices fantásticas. Pero bueno, la vida es una competencia eterna y el éxito es un misterio. Uno nunca sabe bien por qué tanta gente ve tal cosa.
—Sin embargo, a vos te fue siempre muy bien.
—Por suerte sí. Mi carrera fue muy exitosa y en la televisión tuve un éxito impresionante, pero cada vez que estoy por debutar tengo miedo. Hace 27 años que arrancó el programa y siempre me pasa lo mismo. Después se me va. Cuando me río se me va. A mí me gusta divertir y divertirme. No padecerlo.
—¿Disfrutás más estar en el aire trabajando o en la chacra con tus perros?
—¡Ah, bueno! Eso… las dos cosas me gustan mucho, aunque estar en la chacra con mis perros es un sueño que no voy a dejar. Es lo que me hace feliz. Por eso hago un programa semanal. Estar en televisión o en teatro tantos años es una prisión de oro. Divina, pero tenés que estar.
—¿No extrañás cuando estás afuera?
—Aprendés a no extrañarla. En estos años sólo me tomé dos o tres sabáticos y la verdad que no extrañaba tanto. Viví la vida, viajé, vi teatro por el mundo. Igual disfruto mucho trabajando, porque nuestro trabajo es una bendición. Si uno se dedica a esto es porque lo ama con locura.
—El jueves se vio un tráiler en el que aparecías en el rol de presidenta. ¿Cómo fue esa experiencia?
—¿Salió? No sabía (exclama), lo hice hace cuatro años. Esa es una historia increíble. Cuando Darín y yo estábamos en Carlos Paz haciendo teatro iba un chico a verme y me llevaba duraznos. Ricardo siempre le preguntaba qué iba a ser cuando sea grande y la respuesta era: “director de cine” y lo siguiente decirle a Richard si trabajaría para él. Por supuesto, le contestaba él. Pasaron los años y ese chico que nos visitaba es el director de esa película. Por supuesto que nadie cobró nada.
—¿Pensaste en Cristina para ese papel?
—No, qué voy a pensar. Hice algo mío. No me inspiré en nada.
—Sos una mujer que ha hecho inversiones en el extranjero, ¿cómo ves lo que está pasando con los fondos buitre?
—Hoy dicen que vamos al default, pero yo de economía no entiendo. Yo sé de las cosas más imperiosas que le llegan al pueblo, como la seguridad. Ver que matan a una persona o la violan me interesa más.
—¿Por lo que pasa no se termina uno curtiendo ante esa noticia?
—Nadie se puede acostumbrar a la agresión o la impunidad. A la noche pongo el noticiero y hay veces que lo tengo que sacar porque después no me puedo dormir con la angustia que me genera ver la mayoría de crímenes impunes.
—¿Y a estar sola te pudiste acostumbrar?
—Yo estoy tan feliz que no sé si algún día conoceré a alguien que me llene la vida. Por ahora estoy contentísima. Nadie me jode, ni me engaña ni me pide guita. Estoy feliz.