La conductora se confiesa. Ser una diva no es una tarea que pueda asumirse sólo por el deseo de serlo.
Ser una diva no es una elección. Es una decisión. Determinar objetivos y ser fieles a las propias emociones. Ser una diva no es una tarea que pueda asumirse sólo por el deseo de serlo. Debe trabajarse el talento y aunque lastime, limar las imperfecciones hasta llegar a la excelencia, rozando la perfección. Es transitar la vida con una luz que encandila, y a veces, enceguece. La diva es una estrella con todas sus puntas y estelas que sabe caminar la alfombra roja con la misma determinación que enfrenta el dolor transformando lo oscuro en claridad. Son mujeres que se hicieron solas, atravesadas por el engaño, la infidelidad y la soledad de saberse únicas. Pagan un precio por el pedestal con la única recompensa de sentir el reconocimiento de la gente. Y aquí esta su poder. El que las hace legítimas para una sociedad que las elije como modelos a seguir. Ellas crean tendencias, son admiradas y adoradas. Trabajan incansablemente para estar aggiornadas y muchas veces, luchan contra un fantasma que las hostiga: el paso del tiempo. “Una guerra que se pierde antes de comenzar a luchar”, dirá una de ellas. El libro “DIVAS” – editado por Revista CARAS y PLANETA – es un trabajo periodístico de dos años de entrevistar a las mujeres más representativas de la Argentina: Susana Gimenez, Mirtha Legrand, Graciela Borges, Nacha Guevara, Isabel Sarli, Natalia Oreiro, Araceli Gonzalez, Liza Minnelli, Andrea del Boca, Valeria Lynch, Marilyn Monroe – en un reportaje onírico con declaraciones relevantes- Sandra Mihanovich, Cecilia Roth, Elena Roger, Patricia Sosa y Florencia Peña. En 270 páginas con papel ilustración, 17 íconos se quitan el maquillaje para enfrentarse con sus propios espejos y descubrir a cara lavada su legítima piel. En cada capítulo hay fotos exclusivas – muchas de ellas aportadas por sus protagonistas- y por diversas producciones realizadas por la revista CARAS en diferentes lugares del mundo. El prólogo, escrito por la exquisita pluma del reconocido periodista Alberto Amato exalta el peso de sus almas. “Son vulnerables, efectivas, tímidas, apasionadas, cálidas, coquetas, de una sensibilidad velada apenas por el cascarón de la fama, del éxito, de las luces…También pueden ser crueles, impiadosas, altivas y feroces, profanas y arrogantes. “Si te enamorás, sufrís”, confiesa no sin candor otra de ellas. Algunas no conocieron a su padre, otras preferirían no haber conocido a sus parejas, otras temen ser como sus madres. Han sido estafadas, golpeadas, marginadas, traicionadas; han desandado lo andado y vuelto a empezar; han intentado con suerte diversa, enfrentar – y acaso derribar, pero siempre sobrevivir – a un universo machista y desangelado donde lo lícito para el hombre no lo es para la mujer, donde las reglas cambian a gusto y conveniencia y cada diez minutos. Y nunca, pero nunca, han dejado de buscar el camino.”
Susana Gimenez es la tapa del libro. Una imagen inusual de la diva, de perfil, cabizbaja, cobijada en un visón blanco, con diamantes, fotografiada por Gabriel Machado. Ella protagoniza dos reportajes; uno dedicado a “La Mary”, un tributo a una de las películas icónicas de la industria nacional, filmada por Daniel Tinayre, en el año 1974, donde habla como nunca de su romance con Carlos Monzón, cuando ella sólo tenía 29 años y él 33”. “Era todo fuego. Tenía un lomo de pantera y la cara de un príncipe indio que te volvía loca…” A través de los 23 años de CARAS, Susana fue la que más tapas tuvo. Se le realizó más de 300 reportajes y realizó producciones en Egipto, en el año 1993, – que fue editada en dos publicaciones, con un total de treinta páginas – y varias en Estados Unidos y Europa. En el año 1996 fue elegida la Madrina Argentina del evento mundial por el 25 Aniversario de Disneyworld. A través de la revista anunció el embarazo de su hija, Mercedes Sarrabyrouse y presentó a Lucia y Manuel, como las personas que le cambiaron su vida. Oficializó sus romances y gritó sus separaciones. En cada una de las Galas impactó con su presencia y su estilo. Nunca dejó de ser Susana. Aún para las confesiones más reveladoras: Cuando habló del engaño o el desamor. En el 2015 volvió al teatro de la mano de Gustavo Yankelevich y se atrevió a ser Marion Bruker en la comedia francesa “Piel de Judas”, que arrasó con la crítica, con la boletaría – la vieron en siete meses 165.000 espectadores- y fue la obra más premiada por los premios ACE, que entrega La Asociación de Críticos de Espectáculos. En las páginas de “DIVAS”, Susana tiene la palabra y se confiesa en primera persona.
“Los hombres me robaron, me hirieron, me engañaron y ya no me interesa. Además, si te enamorás, sufrís. Alguna vez dije que no imaginaba mi vida sin un hombre a mi lado, pero creo que lo dije porque nunca había tenido el tiempo de estar sola. Y no quiero decir que perdí el tiempo estando acompañada, porque muchas veces fui muy feliz. Pero últimamente, confieso que no me fue nada bien. Con el amor vienen los celos, la incertidumbre de preguntarte donde estará, el teléfono que no suena, y ya no quiero eso. Y eso que yo no soy nada celosa ni pesada. Jamás jodí con eso a los tipos que estuvieron conmigo. Jamás revisé un celular, ni una agenda, ni nada….Cuando digo que los hombres me robaron y me estafaron me refiero a lo económico y a lo moral. ¿Cómo vas a pensar que alguien que duerme con vos en la misma cama y te dice que te ama, te va a afanar? Hay una edad en la que tenés que decir basta, y yo lo dije. Ya no te enamorás todos los días como a los 20 años. Cuesta mucho. Si me pasara algo profundo con alguien, estaría, pero no. Y no creas que no tengo festejantes, pero no me gustan. Y ¿sabés? No quiero estar con alguien que no me gusta mucho. Cuando sos pendejo cualquiera se mete en tu cama, le das un beso y ya está. Ahora no, me tiene que gustar mucho”
“Cuando compre a Jazmín era porque me sentía muy infeliz. El fue mi compañero 17 años de mi vida. Era muy desdichada. Me sentía sola, muy mal…Mi relación con Huberto (Roviralta) era espantosa. Estuve casada diez años, y nunca lo engañé. Entonces pensé: “O me compro un perro o me voy a morir”. Y lo compre…Yo siempre me enamoré de tipos pobres. Y los pobres, para seguirme a mí, se convierten en cafichos. Yo nunca fui interesada, Ahora, si mirás a tu alrededor, todas las chicas están casadas con archimillonarios. Pero ¿Qué pasó?”
“De la convivencia me molesta todo. Detesto que me usen el baño, apagar la luz a la hora que quiere el otro, no hacer ruido. Por suerte me han tocado hombres que se dormían enseguida, y yo podía hacer lo que quería. Lo que jamás volvería a hacer es casarme. Es una ridiculez. “
“Lo único que quiero es reírme, divertirme, gozar de la vida, de lo que tengo y de lo que gané. Yo no heredé ni un mango, a mí nadie me dio nada. A los 17 años me quedé en bolas con una chica en la calle. No quiero sufrir más. Sólo quiero disfrutar de todo y hacer las cosas que me gustan: viajar, leer, estar con mis amigos…divertirme. Solo pretendo un hombre bueno…¿De 70 años? Ni en pedo, estas loco, para que quiero un viejo (se ríe) Tampoco un pibe de 30, pero entre 48 y 50 años estaría bien. Igual es menor que yo, pero es que no me gusta la gente más grande. Para viejo te quedás sola, como decía Tita Merello. “
“Si no estoy enamorada, tener sexo con un tipo es un plomo…Entendí que la fidelidad no existe. Hasta el tipo mas de rioba tiene otra mina. El hombre no nació para ser monógamo. La mujer si, es mucho más tranquila en eso. Yo veo mujeres que no se calientan tanto como los hombres. Además, donde puede ponerla,el hombre la pone, y se olvidó. Pero las mujeres no entienden eso. Y entonces se divorcian por un cuerno, que quizás fue pasajero.”
“Tomar decisiones es la parte más fea de mi vida, de mi soledad. Siempre tengo que hacerlo sola, y me pregunto: “Que hago, cómo lo hago, qué le contesto…voy, no voy?” Son decisiones difíciles y eternas que debo tomar desde que tengo uso de razón. Porque nunca pude contar con nadie”
“No soporto a la gente histérica, ni gritona, ni agresiva, ni mandona. Conmigo tiene que ser todo paz y tranquilidad. Y mucho amor, y mucho brindis. Soy muy romántica. No aguanto esas relaciones de gritos y tensión. Ya las tuve y no las quiero volver a padecer. La gente que me conoce sabe que me encanta el silencio y que lo necesito, que me alimenta para seguir adelante. A veces necesito de un “Break”.Imaginate, vivo rodeada de gente, conozco y me presentan más gente, me sacan fotos, saludo, me saludan, cuando llego a mi casa necesito y pido paz. No atiendo el teléfono aunque me llame Obama. Alli está mi oasis. Es mi salud. Sino tuviera mi chacra, ese espacio con la naturaleza estaría muerta”.
“Cuando filmé “La Mary” mi vinculo con Héctor Cavallero estaba desgastado. La pasión y la locura del principio se estaban apagando. No fue un hombre fiel. Me metía los cuernos con quien podía. Era muy mujeriego. Pero yo también le fui infiel. Ni él ni yo nos decíamos que eramos infieles, pero lo fuimos.”
“Carlos (Monzón) besaba muy bien. Era una cosa fabulosa. Y a medida que iba avanzando la filmación, me iba gustando cada vez más. Lo que más me atrajo fue su carisma y su desfachatez. Nosotros éramos como el agua y el aceite. Teníamos y veníamos de dos mundos diferentes, pero como hombre, era una bestia de buen mozo. Era una cosa increíble. Lo nuestro, más allá de la pasión fue muy intenso. Yo a Carlos lo cuidé mucho. Me ocupaba mucho de él. Le enseñé cortesía y a leer su primera novela: “Tiburón”…Lo que nos pasó a nosotros no es algo habitual ni pasa siempre. Estábamos hechos el uno para el otro. También nos peleábamos mucho. Y casi al final de nuestra relación, yo supe que me tenia que ir…”
“Jamás le tuve miedo a Monzón. Solo una vez, y fue por un tema de celos en el exterior. Fue un año antes de terminar. Carlos nunca me pegó, al contrario, yo le pegaba a él. Si, le pegaba cuando estaba celosa o me contestaba mal. Y si, le tiraba cosas. Una vez le tiré con un bolso de cocodrilo que me había salido una fortuna…”
“La vida no me debe nada. Al contrario, soy una mujer de agradecimiento. Tango más de lo que alguna vez imaginé. Me propuse ser la número uno y trabajé como una loca para conseguirlo. Yo soy parte de la gente y la gente es y siempre será parte de mi vida.”
Susana es el gran referente de lo que es una Diva en la Argentina. Alquimia perfecta de glamour con un lenguaje y pensamiento popular, que acerca a la gente permitiendo soñar con un futuro esperanzador y positivo. Porque ella es así. Su legitimidad es su verbo y su universo, donde el público la ubicó: en la cima de un podio de un amor tan genuino como inmensurable