Mañana a las 20 se realiza la última de las tres funciones de La historia del soldado, una obra de 1918 con música de Igor Stravinski y textos de Charles Ferdinand Ramuz, que se representa en Plaza Estado del Vaticano, al costado del Teatro Colón, sobre Viamonte, como parte del Festival de Verano del coliseo porteño. Bajo la dirección de Martín Bauer y a partir de la traducción en verso que realizó Beatriz Sarlo, los tres personajes –un soldado, una princesa y el diablo– han quedado fusionados en un solo intérprete, Pompeyo Audivert, quien lleva adelante, como narrador, este relato de un pacto infernal. El equipo artístico se completa con la dirección musical de Santiago Santero, coreografía de Edgardo Mercado para los bailarines Paula Almirón, Ramiro Cortez y Juan González, y vestuario y escenografía de Minou Maguna. Sobre por qué y cómo esta propuesta sucederá al aire libre y con entrada libre y gratuita, Bauer se extiende aquí.
—¿Cómo surge la idea de hacer esta obra a cielo abierto?
—Esta obra se estrenó después de la Primera Guerra Mundial, cuando había dificultades de todo tipo. Entonces, Stravinski hizo una obra que pudiese trasladarse en un carromato; para eso, puso sólo tres personajes y seleccionó una serie de instrumentos que representaban a toda la orquesta: violín y contrabajo, de las cuerdas; clarinete y fagot, de las maderas; trompeta y trombón, de los bronces, y agregó la percusión. Por mi parte, el año pasado ya hice esta obra en la calle, en el Teatro Caminito [inaugurado en 1957 por Cecilio Madanes, cerrado en 1973; fue reabierto en 2015]. Cuando apareció el Festival de Verano en la plaza del Colón, era una nueva oportunidad, ideal, de hacer esta obra.
—¿Qué pasa si llueve?
—Lo que pasa siempre en un espectáculo al aire libre: si llueve, se suspende. Y no se reprograma porque la estructura de artistas no se puede trasladar hacia otro momento. Está todo muy pautado. Pero esperemos que no llueva. La gente tiene sillas donde sentarse e incluso, si se supera la capacidad, puede llegar más público a ver la obra de pie.
—¿Cómo caracterizarías la música de esta obra?
—La historia del soldado está muy pegada a las grandes primeras creaciones de Stravinski, como La consagración de la primavera, Petrushka y El pájaro de fuego, obras que fueron ballet. Como aquellas, La historia del soldado también es una música escénica. Es muy sustanciosa, muy sofisticada, pero a la vez muy directa, muy popular, con elementos del jazz, del tango y del ragtime.