Uno de los fundadores y actual CEO de Netflix pasó por nuestro país y explicó cómo funciona la compañía que modificó para siempre el entretenimiento. Sus nuevos proyectos y el futuro del espectáculo.
Hace veinte años ya teníamos nuestro negocio, que repartía DVDs puerta a puerta”, cuenta a PERFIL Reed Hastings, uno de los fundadores y actual CEO del servicio de streaming Netflix. “Pero siempre confiamos en que las cosas iban a dirigirse hacia internet. Fue cuando vimos YouTube que nos dimos cuenta de que sería una realidad. Estábamos listos”. Hastings habla, para quien no se dio cuenta, de los orígenes de la compañía de servicios vía streaming que revolucionó la industria del entretenimiento en menos de veinte años. Hoy Netflix, fundada por Hastings y por Marc Randolph, es una compañía con más de 50 millones de suscriptores en todo el mundo. Un imperio que, cabe aclararlo, ha puesto en jaque a los grandes de la industria televisiva.
Hastings le cuenta a PERFIL durante su visita a Buenos Aires: “Cuando comenzamos éramos el lugar donde las cadenas ‘tiraban’ las series que les quedaban. O porque no sabían qué hacer con las series. Fueron muy agresivos con nosotros. Hoy somos un imperio que ha sabido cambiar las cosas: tenemos nuestra propia programación. Y no sólo eso: también hemos creado una conciencia disruptiva respecto de la televisión que se viene. Impusimos una nueva idea de usuario, aquel que puede elegir cuándo y cómo ve sus series o shows favoritos. Hoy, que internet es tan importante como la electricidad lo fue hace algunos años, nosotros fuimos pioneros a la hora de pensar en la demanda, en la posibilidad de ver series en cualquier pantalla (es decir, cualquier dispositivo) y la posibilidad de personalizar contenidos”.
El próximo 11 de diciembre Netflix estrena su segundo largo, The Ridiculous 6 –con guión y protagónico de Adam Sandler–, hace semanas hizo lo propio con el primero, Beasts of No Nation –de Cary Fukunaga, el responsable de la primera temporada de True Detective– y desde hace rato posee nominaciones en los Emmy y los Golden Globe gracias a series como House of Cards, su caballo de batalla, a las que ahora se sumaron Better Call Saul, Daredevil, Jessica Jones, Master of None y Chef’s Table, entre otras. Hastings sabe que esto era lo que buscaban: “En un momento, por los diferentes derechos en cada país, necesitamos algo que pudiera ser global. Eso explica por qué a veces países pueden ofrecer tal cosa y en otros no se puede ver lo mismo. O no terminar una serie en nuestra plataforma porque no están todos los capítulos disponibles. Como era imposible conseguir una serie en las condiciones que necesitábamos, nos pareció que la mejor opción era crear nuestros propios contenidos”. De esa forma nace House of Cards, una serie que conjugó tendencias de usuarios (el público veía muchos filmes de Kevin Spacey, David Fincher y thriller políticos). “Hoy no es muy distinto el proceso. Pero también aparece nuestra identidad como productora de contenidos. No queremos imitar tendencias, nos gusta crearlas. Y creemos que podemos hacerlo. Hemos demostrado que podemos hacerlo”.
—¿Cuál es el principal problema que enfrenta una compañía como Netflix?
—Escuchar. Hemos tenido mucha suerte con nuestros shows originales, pero a medida que nos expandimos globalmente queremos generar productos en países nuevos, como Argentina, Chile, Italia o Portugal. Y ahí hay un desafío, porque tenemos que saber oír, tenemos que entender qué producto puede satisfacer a ese mercado y funcionar globalmente. Narcos fue un ejemplo. Pero ahora sólo quedan más desafíos en ese terreno.
—¿Cómo eligen un show por sobre otro?
—Seguimos viendo datos. Los patrones de conducta de los usuarios son fundamentales. Pero no pueden decirte qué hacer. Podríamos resumirla como “intuición informada”. Aun así, hay mucho de intentar ser distintos. No en formatos todavía, aunque eso es algo que queremos explorar. Todavía manejamos formatos de tiempos estándar. Eso también porque parte de nuestra fuerza es la facilidad para navegar.
—Dijiste que todos los canales, las cadenas, producirán contenidos para internet. ¿Cómo se daría entonces la pluralidad?
—Quien no esté en internet la va a tener difícil. Eso es un hecho. La televisión del futuro será online. Habrá canales con deportes, otros con noticias, dos segmentos de la TV que ganan con el vivo. Y habrá plataformas de los canales conocidos.
—¿No les interesa entonces algún día generar espacio para el deporte o el periodismo? ¿Y versiones locales de Netflix?
—Nuestra apuesta es por series y películas. En cuanto a lo meramente visto a nivel local, pensamos que la mejor apuesta es global: productos que rindan en todo el mundo sin perder su particularidad.
—En un punto desaparece el zapping, y eso implica un usuario avezado, que esté informado. ¿Esperan generar ese nivel de educación?
—El usuario será más educado. De hecho, hoy mismo lo es. Suena muy radical, pero es un proceso de adaptación natural al tipo de mundo en que vivimos y viviremos.