«Conscientes de la delicada situación que atraviesa la Argentina, las autoridades del sistema universitario público hemos compartido nuestras preocupaciones responsablemente, hemos gestionado ante las autoridades competentes las acciones que entendemos necesarias y, producto del esfuerzo colectivo de nuestras comunidades, hemos garantizado, en condiciones muy difíciles, la continuidad de las actividades en cumplimiento de nuestra misión, pero es tiempo de advertir, con la gravedad que la situación impone, que, de no mediar acciones que rectifiquen el rumbo, se verá seriamente afectado el pleno funcionamiento de las instituciones universitarias públicas».
El miércoles 21, el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que integran la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader), planteó el serio escenario presupuestario que agobia a las casas de estudios superiores. «Frente a esta realidad, este Consejo sostiene la necesidad de: a) incrementar razonablemente los gastos de funcionamiento mensuales, actualizándolos conforme el proceso inflacionario que atravesamos, de manera de garantizar la continuidad de nuestras actividades y el cumplimiento de nuestra misión; b) actualizar los salarios de docentes y no docentes; c) dar continuidad a los programas universitarios vigentes destinados a inversión en obras de infraestructura, equipamiento y sostenimiento de los programas de becas; y d) garantizar el presupuesto necesario para sostener las actividades de ciencia, tecnología y extensión», planteó el CIN.
«El panorama es complicado. Avizoramos un 2024 muy complejo», admite Sebastián Pérez, decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNER.
Lo que hay ahora es incertidumbre: las universidades nacionales se manejan con los recursos presupuestados en 2023 al no haberse aprobado el presupuesto 2024. «Las partidas con las que nos manejamos son las que se pensaron en noviembre de 2022», plantea.
El decano señala que mientras la Universidad se maneja con el presupuesto de 2023 -calculado en 2022- la inflación trepó el año último un 211%, y se proyecta en febrero un índice del 20%, «y nosotros seguimos con los mismos gastos de funcionamiento que en 2023».
«Hicimos una proyección de gastos, y si tuviéramos este año el mismo gasto en luz, en gas, en productos de limpieza, en insumos para dar clases necesitaríamos un presupuesto para gastos de $87millones y contamos con $23 millones, que nos asignaron en 2023. O sea que tenemos un tercio solamente de lo que necesitamos para funcionar. Con ese presupuesto, solo llegamos a abril o mayo», analiza.
En ese marco, no encuentra salida en lo inmediato. Y reclama que la Nación actualice gastos de funcionamiento. «No pedimos aumento, simplemente actualizarlo; que se recomponga el ingreso del personal administrativo y docente, que quedó muy atrás ya que no hay aumento desde noviembre; y continuar con el plan de infraestructura y obra pública. La UNER tenía 5 obras que han sido suspendidas por el Gobierno nacional», sostiene.
En el marco del actual panorama de ajuste presupuestario, lo que ocurre es un aumento de la matrícula. «Estadísticamente -señala el decano de la Facultad de Ciencias Económicas- cuando hay crisis económica, se incrementa la matrícula. Este años esperábamos unos 1.050 estudiantes, y estamos en 1.250 ingresantes»