El Presidente del Honorable Concejo Deliberante Dr. Ricardo Vales acompañado por los concejales Sergio Vereda, Aldo Montañana y Carlos Dutra recibió en su despacho a integrantes de la comisión del Centro Cultural Urquiza.
Los miembros del Centro expresaron, que ya habían mantenido una reunión similar con el Presidente Municipal Dr. Martín Oliva a quien le presentaron un proyecto elaborado por sus socios, el cual que contempla todos los aspectos funcionales, normativos y legales necesarios para la correcta instalación y desarrollo de la empresa “Correo Argentino” en una nueva locación a determinar.
En tanto el proyecto presentado al Concejo contempla que en ese Monumento Histórico Nacional funcione en una de sus salas, el “Museo de la Organización Nacional” con el objetivo de acercar de manera amena al público, todas las acciones realizadas en pos de lograr la sanción de la Constitución Nacional de 1853. Entendiendo que se contribuirá a profundizar los conocimientos que poseen los argentinos de todas las generaciones sobre su propia historia y, de este modo, contribuir a una mejor concientización de la evolución del presente y futuro de la Argentina.
Se dejó en claro que a este proyecto se pueden ensamblar otras ideas que contribuyan, a que de una vez por todas, la Casa del general Urquiza, recupere el esplendor merece tener.
Historia del monumento:
Los terrenos sobre los que se levanta esta casa, fueron adquiridos el 30 de noviembre de 1860 por el general Justo José de Urquiza a las señoras Juana y Antonia Lavín, hijas de Tomás Antonio Lavín, comerciante español, alcalde y regidor de Concepción del Uruguay. La escritura de venta del terreno y de la vieja casa que existía en él, se encuentran en el Protocolo del escribano José María castro del año 1860.
En 1868, el general Urquiza decide construir esta casa, para destinarla a residencia familiar en la ciudad, ya que hasta entonces vivía en el Palacio San José, ubicado a 30 km al oeste de Concepción del Uruguay. El contrato de construcción se firmó en la escribanía de don Benito G. Cook, el 3 de febrero de 1868, con el arquitecto Domingo Centenaro, y en el mismo se detallan acabadamente las características de la obra y los materiales a emplear. Fueron testigos don Bernardo Etcheverry y don Eduardo Nadal, ambos vecinos de Concepción del Uruguay.
El presupuesto inicial era de veintinueve mil pesos fuertes, pero luego se hizo más elevado en razón de los agregados que se efectuaron en el proyecto. El constructor se había obligado a concluir la obra en un plazo de ocho meses, contados a partir de la firma del contrato, pero la misma sufrió un considerable retraso debido a acontecimientos de tipo político y ampliaciones al proyecto original.
El asesinato de Urquiza, ocurrido en el Palacio San José el 11 de abril de 1870, cuando la casa aún no había sido concluida, impidió que el general ocupara la misma. Su viuda y sus hijos, residieron en ella por un tiempo.
Años más tarde, hacia 1873 y según tradición oral, el edificio sirvió de sede al Gobierno de Entre Ríos, dado que Concepción del Uruguay era entonces Capital Provincial. Allí se alojaron los Presidentes de la Nación Nicolás Avellaneda y Miguel Juárez Celman en oportunidad de sus respectivas visitas a la ciudad.
Posteriormente, el Gobierno Nacional adquirió la propiedad para destinarla a la Escuela Normal de Maestras, la que funcionó en la misma un corto período. La compra la efectuó a los hijos legítimos del general Urquiza: Juan José, Cayetano José, Cipriano y Carmelo, y la escritura traslativa del dominio, redactada por el escribano L. Jorge Cirio, fue suscripta el día 27 de abril de 1889.
Desde mediados de dicho año, y hasta la fecha funcionaron allí las oficinas de la empresa de Correos y Telégrafos de la Nación, con breves intervalos para permitir para permitir obras de mantenimiento. La creación de las oficinas postales de Concepción del Uruguay se había establecido en abril de 1861, y debido al aumento de población y envíos de correspondencia, esta ciudad se transformó en el distrito 14º con jurisdicción sobre todas las oficinas postales de la costa del río Uruguay, “de Colón al sur, incluyendo Gualeguay, Rosario del Tala y Villaguay”. Por ello no es extraño que el Gobierno Nacional haya destinado esta amplia casona para albergar dichas oficinas.
Entre 1898 y 1902 se practicaron en el edificio importantes reparaciones y refacciones. Entre éstas últimas, vale resaltar la construcción de la ochava en la esquina, que la original no la tenía, lo que le quitó la simetría axial de sus dos fachadas.
Esta casona se presenta como un edificio independiente, de dos plantas, compacto, que ocupa la totalidad de la superficie de un lote en esquina, con frentes al sur y al este, dejando libre dos patios internos. Los frentes corridos se utilizan sobre las líneas municipales por ambas calles. El edificio se organiza de acuerdo al conocido esquema de patios interiores ubicado sobre el eje se simetría, con acceso a través de un amplio zaguán ubicado en el frente sur que se vuelca a la plaza Ramírez. En realidad Urquiza repite, en menor escala, idéntico esquema al utilizado años antes en el Palacio San José. El patio principal, en claustro, rodeado de galerías, permite vincular a través de él, las habitaciones principales de la casa. El patio posterior, mucho más pequeño, recibe los locales sanitarios y demás locales de servicio. La vinculación entre ambos patios se da a través de un angosto pasaje, cerrado con una hermosa reja cancela (hoy trasladada al primer patio). La escalera principal de vinculación entre ambas plantas, se ubica sobre el mismo zaguán de acceso.
En la planta alta las habitaciones rodean al patio principal por tres de sus lados, quedando una terraza abierta sobre el patio posterior.
Desde el punto de vista morfológico, esta casa se presenta como un gran prisma, perfectamente regular de altura uniforme, sin elementos salientes. Este aspecto se apreciaba perfectamente regular, de altura uniforme sin elementos salientes. Este aspecto se apreciaba aún más en la construcción original que, al no tener ochava, destacaba sus rectas aristas. Las dos fachadas, estaban organizadas sobre ejes axiales de simetría, que le conferían equilibrio y jerarquía a la casa; esta simetría se perdió al ejecutarse la ochava, ya que la misma se quitó una pequeña parte a ambos frentes.
La composición de la fachada responde al clásico esquema italianizante: pilastras de ordenes superpuestos (jónico en planta baja y corintio en planta alta) que marcan el ritmo; zócalo corrido (originariamente de mármol blanco de carrara); cornisas que marcan el entrepiso y la cubierta, y balcones y pretiles con largas balaustradas.
En la planta baja, las aberturas de proporciones verticales están cubiertas de rejas de hierro forjado, rematadas en arcos de medio punto. En la planta alta las aberturas se cierran con persianas de madera, dinteles rectos y guardapolvos con modillones como elementos ornamentales.
Interiormente la casa es muy sobria destacándose la gran escalera principal, de mármol blanco de carrara con barandales en herrería forjada y la columnata de orden toscano de la galería del patio principal.
El color uniforme de la casa, tanto en exteriores como en los patios, es el “rosa viejo” característico de la época de su construcción.
De acuerdo a las especificaciones técnicas contenidas en el contrato suscripto entre el arquitecto Domingo Centenaro y el general Justo José de Urquiza, podemos conocer claramente las técnicas constructivas y los materiales empleados. Así la casa sería “de altos, con la sola excepción del frente interior del primer patio”.
Las mamposterías fueron ejecutadas con ladrillos fabricados en hornos que existían en el saladero Santa Cándida (MHN), de propiedad de Urquiza. Para las aberturas y pisos se utilizaron maderas de urunday, en tanto que los solados del zaguán y galerías se construyeron de mármol. La ornamentación exterior se ejecutó en “tierra romana y estucados”. Las rejas de las ventanas, de hierro forjado “sujetas a modelo”. La azotea se construyó con piso “de tejuela y baldosa francesa, tomada con tierra romana”, mientras que el cuarto de despensa con sótano y altillo, llevo piso de baldosas.
Si bien no existen datos sobre las cubiertas originales, seguramente habrán sido de tejas francesas aunque actualmente son de chapas onduladas de hierro galvanizado.
No existen elementos muebles que hayan pertenecido a la familia del general Urquiza.
Por haber sido la casa del general Justo José de Urquiza, primer presidente constitucional de la Nación Argentina, esta residencia fue declarada Monumento Histórico Nacional por decreto Nº 2254 del Poder Ejecutivo, del 23 de julio de 1984.