San Guillermo, abad Nació en Vercelli, Piamonte, en 1085. Después de abandonar deudos y hacienda, efectuó la peregrinación a Compostela. Vuelto a Italia construyó un monasterio en el monte Vergine, cuna de la Congregación Benedictina de Ermitaños. Pronto se difundió en toda Italia la fama de su santidad y la vida de sus monjes, por lo que el rey de Nápoles y Sicilia, Roger II, lo llamó a sus dominios para pedirle consejo en las graves cuestiones del reino.
Después de una vida ejemplar, Guillermo murió el año 1142 y fue enterrado por disposición del rey, en un sepulcro de mármol. San Máximo, obispo Fue el primer obispo de Turín. Profundo estudioso de la Biblia, diestro predicador y autor de numerosos libros. En el 451 asistió al Sínodo de Milán donde se firmó la adhesión a la doctrina de la Encarnación. También asistió al concilio de Roma, en el 465. En las actas del Sínodo su firma figura inmediatamente después del papa San Hilario. La colección de sus obras que aún se conservan comprende 116 sermones, 118 homilías y 6 tratados. San Máximo murió el año 467.