San Jorge, mártir Nació en Nicomedia, Asia Menor. Cuando Diocleciano promulgó su edicto contra los cristianos (siglo IV), Jorge le reprochó su crueldad, por lo que fue puesto en prisión, sometido a tormentos y finalmente decapitado. La Iglesia Oriental lo llama «Gran Mártir». En la Edad Media nació una leyenda fantástica que presenta a San Jorge luchando contra un dragón. La leyenda llegó hasta hoy y por eso se lo representa con una lanza matando a la bestia. San Jorge es venerado en Oriente y en Occidente como protector de las fuerzas armadas. En la Edad Media era el patrono de la caballería cristiana y prototipo ideal del caballero. Es el patrono de los «scouts» de todo el mundo.
San Adalberto, obispo y mártir
Nació en Libice, el año 956, de una de las familias más poderosas de Bohemia. Su verdadero nombre era Vojtech, pero adoptó el nuevo en homenaje al obispo de Magdeburgo, Adalberto, que lo encaminó por la senda del saber. El Papa lo nombró obispo de Praga, pero como la austeridad de su vida no era aceptada por los habitantes de Praga, se fue a evangelizar a los bárbaros de Polonia. En Danzig, convirtió y bautizó a todo el pueblo, lo que disgustó a los sacerdotes paganos. Acusado de ser espía fue condenado a muerte y ejecutado el 23 de abril de 997. San Gerardo, obispo Nació en Colonia el año 935 y en el 963 fue elegido obispo de Toul. Su cargo comprendía el cuidado espiritual de su diócesis, el gobierno civil y la administración de justicia. Notable predicador, acudían a escucharlo desde otras ciudades del imperio. Su caridad brilló durante la carestía del año 982 y la peste siguiente. Al cabo de 31 años de gobierno San Gerardo murió en 994, y en 1050 fue uno de los primeros canonizados formalmente por la Iglesia.