4º Domingo de Adviento «La Virgen concebirá y dará a luz un hijo…» (Mt 1, 18-24) Estamos en la inminencia de la Navidad, y en este último domingo de Adviento, Mateo nos relata las circunstancias en las que fue concebido Jesús por María Virgen, y la actitud de José, su esposo. Es un pasaje que en tan pocas palabras, describe el cumplimiento del designio de Dios, de enviarnos un Salvador, que en definitiva fue su propio Hijo. Tanto en Lucas, como en Mateo, se expresa claramente que Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo. Es lo que le dijo el Angel a José, que estaba confundido con el embarazo de María, su prometida. (en aquel tiempo no convivían antes del matrimonio, porque había mutua confianza, que es fruto del verdadero amor); José amaba a María, y no quería dejarla mal parada, denunciando públicamente su infidelidad, para justificar el repudio que era lo que correspondía en ese caso.
Por eso resolvió «abandonarla en secreto». Recién allí intervino Dios, explicándole en sueños, que no temiera recibir a María por esposa, su embarazo venía de loa alto, del Espíritu Santo. Y José le creyó a Dios, aunque humanamente no había de dónde prenderse: esa es la fe, cuando lo humano fue superado. Por otra parte, José renunció a su proyecto de ser padre, de engendrar un hijo, para aceptar el proyecto de Dios, que le encomendaba la misión de cuidar de su propio Hijo, y de su Madre la Virgen María, como si fuera su padre y su esposo.
A los ojos de la gente se presentaban, pues, como una familia normal, y el mismo Jesús habría de crecer en ese ámbito natural, con la figura paterna y materna bien definidas. Cuán simples son los caminos de Dios, aún en los acontecimientos más profundos de sus planes; y cómo nos hace falta a nosotros aprender de esa fe de José y de María, para aceptar los proyectos que Dios tiene sobre nosotros y sobre la humanidad. Será la mejor manera de prepararnos a su venida en esta Navidad. José y María sean los espejos donde busquemos en estos días la manera de preparar nuestro corazón y nuestra familia a recibir a Jesús en la Navidad, no sea que precisamente nos olvidemos del festejado, del huésped, del que celebra su cumpleaños: Jesús. Les deseamos una feliz y auténtica Navidad. Parroquia de Santa Teresita.