Hoy, viernes de la vigésima cuarta semana durante el año, se lee una carta de San Pablo (1 Timoteo 6,312) en la que el apóstol recomienda a su discípulo practicar las virtudes y «combatir el buen combate de la fe»; y el evangelio de San Lucas (8,1-3) donde se dice que algunas mujeres acompañaban a Jesús junto con los apóstoles, y lo ayudaban con sus bienes
Santos Andrés Kim Taegon, Pablo Chong Hasang y otros 101 compañeros, mártires. Al inicio del siglo XVIII la fe cristiana llegó a Corea por obra de algunos laicos. Una comunidad fuerte y fervorosa sin pastores, fue guiada y cuidada casi exclusivamente por laicos. Durante las persecuciones de los años 1839, 1846 y 1866, esta comunidad tuvo 103 mártires, entre los que se destacaron el primer sacerdote coreano Andrés Kim Taegon y el apóstol laico Pablo Chong Hasang. Además, 3 obispos, 7 sacerdotes, 20 catequistas, 8 vírgenes, y el resto laicos, hombres y mujeres, ancianos, jóvenes y niños que con su muerte consagraron los comienzos de la Iglesia coreana.
El papa Juan Pablo II en 1984 los proclamó santos. San Eustaquio y compañeros, mártires La tradición dice que era un general romano de los ejércitos del emperador Trajano. Un día tuvo una visión a consecuencia de la cual Eustaquio y toda su familia se convirtieron al cristianismo y fueron bautizados. En un momento crítico para el Imperio, Eustaquio fue puesto al mando de un ejército. De regreso victorioso a Roma se negó a ofrecer sacrificios a los dioses paganos, por lo que él, su mujer y sus hijos fueron condenados a muerte.