Hoy, jueves de la vigésima octava semana durante el año, se lee una carta de San Pablo (Romanos 3,2130a) donde el apóstol dice que «por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen»; y el evangelio de San Lucas (11,47-54), donde Jesús recrimina a los fariseos «que construyen los sepulcros de los profetas, a quienes sus mismos padres mataron» y les dice que se pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas.
San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir Discípulo de los Apóstoles, segundo sucesor de San Pedro en la sede episcopal de Antioquía, San Ignacio fue con San Policarpo, el más ilustre de los Padres Apostólicos. Sus Cartas a la Iglesia de Asia y Roma son los más preciosos documentos de esa época.
En ellas aparece por primera vez la expresión «Iglesia Católica». Durante la persecución del emperador Trajano fue condenado a ser llevado a Roma donde sería echado a las fieras del circo romano. Su viaje desde Antioquía a la capital del imperio fue un verdadero acontecimiento para los cristianos, que salían a ver
lo en todos los puertos, ávidos de escuchar su palabra. Aludiendo a su futuro martirio escribía a los cristianos de Roma: «Soy trigo de Cristo, dejen que sea molido por las bestias para llegar a ser pan agradable al Señor». Murió arrojado a los leones en el año 107.