Hoy, jueves de la primera semana durante el año, se lee una página del libro de Samuel (1 Samuel 4,1b-11) donde se narra la derrota de los israelitas por los filisteos, quienes además se apoderaron del Arca de la Alianza; y el evangelio de San Marcos (1,4045) donde se relata la curación que hizo Jesús de un leproso: «Si quieres, puedes purificarme». Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda purificado».
San Marcelo I, papa y mártir Fue el 30º sucesor de San Pedro, hacia el final de las persecuciones de los emperadores romanos. Distribuyó la ciudad de Roma en 24 barrios, destinando un sacerdote de los más sabios y virtuosos a cada barrio, los que fueron llamados presbíteros cardenales. Reorganizó la jerarquía eclesiástica deshecha por la sangrienta persecución de Diocleciano. La santa viuda Lucina le ofreció su casa, que se convirtió con el tiempo en la basílica que hoy se llama de San Marcelo.
El emperador Majencio lo condenó a cuidar las bestias de los establos públicos y a vivir con ellas, lo que lo enfermó y le provocó la muerte, el 16 de enero del año 309. San Honorato, obispo Nacido en la Galia, en su temprana juventud se hizo cristiano. Tras una experiencia de ermitaño en Grecia volvió a su país y se estableció en la isla de Lerins, hoy llamada San Honorato, donde hacia el año 400 fundó el famoso monasterio de Lerins. El año 426 fue designado obispo de Arlés, donde tres años después falleció agotado por las privaciones y el intenso trabajo apostólico.