San Pionio, mártir. Fue un presbítero de Esmirna, Asia Menor, elocuente e ilustrado que escribió y pronunció numerosas apologías en defensa de la fe cristiana. Estaba celebrando la Misa cuando fue detenido por orden del procónsul romano. Durante su permanencia en la cárcel, con su palabra animó a muchos cristianos a enfrentar el martirio. Finalmente fue quemado vivo el año 251. San Constantino, mártir. Siendo rey de Cornwall, la muerte de su esposa le produjo tal impresión que determinó ceder el trono a su hijo. Ocultando su identidad partió para Irlanda, donde entró en el monasterio de Rahan. Más tarde fue ordenado sacerdote y enviado a Escocia, donde predicó la fe cristiana. Siendo ya muy anciano, fue atacado por los piratas, quienes lo mataron en el año 589. Escocia lo considera su primer mártir.
San Eulogio, obispo y mártir.
Fue arzobispo de Toledo y está considerado doctor de los mozárabes. Es autor de numerosos escritos en los que volcó su sabiduría y su santidad. Estando en prisión escribió su famosa «Exhortación al martirio», dedicada a Santa Flora que luego fue martirizada. La violenta persecución musulmana hizo apostatar a muchos cristianos, por lo que Eulogio inició un movimiento en favor de los mártires, animándolos y preparándolos para el martirio. Por la valiente defensa de sus fieles,