Hoy, decimoséptimo día después de Navidad, se lee una carta de San Juan (1 Juan 5,5-13) en la que el apóstol dice: «Dios nos dio la vida eterna»; y el evangelio de San Lucas (5,12-16) en el pasaje donde Jesús cura a un leproso que le pedía: «Señor, si quieres puedes curarme» .
San Teodosio, cenobiarca Nacido en Capadocia (actual Turquía) el año 423, abandonó su patria para dirigirse a Jerusalén. En el camino visitó en Antioquía a San Simeón Estilita quien le dijo que escuchara la voz del Señor, y le dio su bendición. En Jerusalén se retiró a una cueva para hacer vida de solitario, pero pronto se le unieron numerosos discípulos. Por ello, el obispo de Jerusalén lo nombró archimandrita, es decir, superior de todos los cenobitas,-monjes que vivían en comunidades, contrariamente a los anacoretas o ermitaños, que vivían separados- de Palestina.
De allí el nombre de «cenobiarca»: padre o cabeza de los cenobitas. En Jerusalén hizo amistad con San Sabas, gran maestro del monaquismo. Murió el 11 de enero de 29, a los 105 años de edad. San Higinio, papa Noveno pontífice, gobernó la Iglesia desde el año 136 al 140. Era griego de nacimiento. Durante su breve pontificado tuvo que enfrentar la agitación producida en la Iglesia por los herejes Valentino y Cerdón que se hallaban en Roma. Aunque se ignora el día de su muerte, desde el siglo XII se lo recuerda el 11 de enero. Santo Tomás de Cori Oriundo de Cori, en la región italiana del Lacio, en 1655, fue pastor de ganado y luego sacerdote franciscano. Murió el 11 de enero de 1729 en Bellegra, hoy Civitella, Italia. El papa Pío VI, en 1786 lo declaró beato y en 1999 Juan Pablo II lo inscribió en el catálogo de los santos.