Santa Apolonia, virgen y mártir
Santa Apolonia murió en Alejandría el año 249, durante la persecución desatada contra los cristianos por el emperador Decio. Después de haber defendido valientemente la fe cristiana con elocuentes palabras, le arrancaron brutalmente los dientes. Como aún así continuaba confesando la fe cristiana, se le amenazó con arrojarla a una hoguera, en la que finalmente murió. Desde tiempo inmemorial Santa Apolonia está considerada como protectora de los dientes y abogada contra el dolor de muelas. San Sabino, obispo Nació en Canosa de Apulia, ciudad de la que llegó a ser obispo.
Tenía amistad con la mayoría de los hombres prominentes de su tiempo, incluyendo al mismo San Benito. El papa San Agapito I lo envió en misión especial a la corte del emperador Justiniano para apoyar al patriarca San Mennos, y defender la recta fe contra la herejía monofisita. Murió el año 566. San Marón, ermitaño. Vivió en el siglo IV. Tras una vida de áspera penitencia e intensa piedad, San Marón murió en un monte cercano a Apamea, Siria. Se fundó después, sobre su sepulcro, un célebre monasterio, en torno al cual fue configurándose la comunidad cristiana a la que dio su nombre: los maronitas, a la que pertenecen casi la mitad de los libaneses y buena parte de los sirios.