Sociedad 08/12/13

DIOS ES VIDA

«Preparen el camino del Señor…» (Mt 3, 1-12) Este año coincide la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, con el segundo domingo de Adviento. Puesto que en nuestra diócesis, y más concretamente en nuestra ciudad, tiene una incidencia muy grande en la devoción el pueblo la festividad de María Inmaculada, la liturgia de la Misa y sus lecturas pueden ser las referentes a esta Festividad,haciendo alusión al segundo domingo de adviento. La Virgen María fue elegida por Dios para ser la Madre de su Hijo Jesucristo, y es por eso que la preservó del pecado original y todo pecado, pues habría sido una contradicción que la Madre de Dios hubiera estado bajo el dominio del pecado, y la influencia del demonio. Por eso el arcángel Gabriel la saludó «llena de Gracia», la Gracia que es la Vida de Dios en nosotros, sus hijos.

Si bien los cristianos siempre creyeron en la «concepción inmaculada de María», fue recién en 1850 que esta creencia fue proclamada como verdad de fe para los creyentes católicos. Ella, la Virgen María, fue concebida sin la mancha del pecado original, «desde el primer instante de su existencia». Erróneamente hay quienes refieren esta advocación a la concepción de Jesús en el seno virginal de María. Por supuesto que Jesús fue concebido sin pecado original. Pero esta verdad de fe se refiere a la concepción de la Virgen María, en el seno de su madre, Santa Ana. El saludo es pues:»Ave María Purísima, sin pecado concebida» (no «concebido»). Dios realizó en la Virgen María su designio original, al crear al hombre como hijo suyo, partícipe de su Vida íntima. Como Adán no aceptó este designio divino, e hizo su propio designio, perdió esa intimidad con Dios.

Ese fue el pecado original, por el que nacemos solo con la vida humana: si queremos ser hijos de Dios, tenemos que optar personalmente por aceptar la Vida Divina, por el Bautismo. Con la Virgen María Dios realizó una excepción, en vistas a su elección como Madre de Jesús, el Hijo de Dios. Este tiempo de Adviento nos ilumina más para apreciar y honrar a nuestra Madre, regocijándonos con Ella, la elegida, la llena de Gracia, que nos trajo al Salvador, a quien todos los años esperamos y recibimos en la Navidad. Preparemos así el camino al Señor, poniéndonos bajo la protección de la Virgen María, para no caer en las redes del pecado y abrirnos a la Gracia Divina. Ave María Purísima, sin pecado concebida. Parroquia Santa Teresita.