Hoy, viernes de la primera semana de Adviento, se lee el libro de Isaías (29,17-24) donde el profeta dice: «Pronto los oprimidos volverán a alegrarse con el Señor y los pobres gozarán con el Santo de Israel»; y el evangelio de San Mateo (9,27-31) donde se relata la curación que hizo Jesús de dos ciegos que a gritos le pedían que los curase.
San Nicolás de Bari, obispo Nació en Pátara, ciudad de Licia, Asia Menor, hoy Turquía. Elegido obispo de Mira, en Licia, asistió al concilio de Nicea, donde fue condenado el arrianismo. Muy dado a la limosna, la historia consigna el hecho de arrojar discretamente por una ventana gran cantidad de dinero para librar de la deshonra a tres doncellas; hecho que recuerda la fiesta infantil que atribuye a San Nicolás los regalos hechos a escondidas. Murió en el año 326 ó 327. Sus reliquias fueron trasladadas el año 626 a Bari, Italia. Desde entonces su culto se hizo muy popular en Occidente.
En los países nórdicos su nombre se transformó en Santa Claus, y en Francia en el tan popular Papá Noel, que precede a las fiestas navideñas distribuyendo regalos, vestido con ropas que remedan las rojas vestiduras episcopales. San Pedro Pascual, obispo y mártir Sintió desde muy joven gran piedad por los cristianos cautivos de los moros, y deseando aliviarlos tomó el hábito de la Orden de la Merced para la redención de los cautivos; fue profesor de Teología en Barcelona y el rey de Aragón le confió la educación del infante don Sancho.
En sus misiones apostólicas por tierras de moros se dedicó a la redención de los cautivos. Nombrado obispo de Jaén en 1269, acometió la difícil tarea de levantar esta Iglesia, sometida todavía a los moros, y empezó una misión para convertirlos, pero éstos, irritados, lo redujeron a cautividad. Murió decapitado en Granada el 6 de enero de 1300.