Hoy, miércoles de la primera semana de Adviento, se lee el libro de Isaías (25,6-10a) donde el profeta dice que «el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros y aniquilará la muerte para siempre»; y el evangelio de San Mateo (15,2937) donde se narra el milagro de la multiplicación de los panes.
San Juan Damasceno, presbítero y doctor El último de los doctores de la Iglesia de Oriente nació en el año 675 en Damasco y fue educado por un monje siciliano. Muerto su padre se retiró al monasterio de San Sabas, en el desierto de Judea. Sacerdote y profundo teólogo, luchó de palabra y con sus escritos contra el emperador bizantino y empedernido iconoclasta León el Isáurico. Sus numerosos escritos y su elocuencia reflejan la enseñanza teológica del Oriente en el siglo VIII.
Supo resumir la profunda doctrina de los antiguos Padres orientales y abrir el camino a la teología escolástica. Fue un entusiasta escritor mariano, el último de los Padres griegos y el primero de los cristianos aristotélicos. Murió en el año 749 cerca de Jerusalén y León XIII lo proclamó doctor de la Iglesia Universal. Santa Bárbara, virgen y mártir Fue una de las santas más populares de la Edad Media, cuya historia se halla en lo que se conoce como la «Leyenda Dorada».
Sin embargo se desconoce la época de su existencia y el sitio en donde sufrió la muerte por la fe, por cuyo motivo fue excluida del santoral en la reforma de 1971. Es la santa protectora contra el rayo y el fuego y también se la tiene por patrona de la artillería, de los ingenieros militares y de los mineros.