Santos Felipe y Santiago, apóstoles Felipe era, como Pedro y Andrés, un pescador oriundo de Betsaida, en Galilea, y murió en Hierápolis, Frigia (actual Turquía) crucificado como ellos hacia el año 80. Después de Pentecostés evangelizó en Asia Menor. Su cuerpo reposa en Roma, en la basílica de los Santos Apóstoles, junto con el de Santiago. Santiago, llamado el Menor, era de Caná de Galilea, hijo de Alfeo, y por lo tanto primo de Jesús y hermano del apóstol San Judas Tadeo. Se lo apellidó «el Justo». Como primer obispo de Jerusalén tuvo preponderancia en el desarrollo del cristianismo entre los hebreos.
Escribió una epístola que forma parte del Nuevo Testamento. Murió al ser arrojado desde la terraza del templo de Jerusalén en el año 61, poco tiempo antes de que los romanos arrasaran ese templo. San Juvenal, obispo Era un sacerdote y médico del Oriente que llegó a mediados del siglo IV a la ciudad de Narni, en la Umbria (Italia). Al poco tiempo el papa Dámaso I creó la diócesis de Narni y designó a Juvenal su primer obispo. El santo gobernó la diócesis durante siete años y murió el año 370. La tradición recogió varios episodios en los que San Juvenal intervino como hombre de Dios y obró numerosos hechos prodigiosos. También lo menciona san Gregorio Magno en sus escritos.