San Valerio, abad Nacido en Auvernia, Francia, de niño se dedicó al cuidado de ovejas. Un día decidió abrazar la vida monástica. Anduvo por varios monasterios hasta que ingresó en uno de los más famosos de la Edad Media, el de Luxeuil, que gobernaba San Columbano. Cuando éste regresó a Irlanda, su patria, Valerio quedó al frente del monasterio con 200 monjes. Tiempo después se dirigió a Amiens, donde terminó sus días, el año 620.
Santa María Egipcíaca Nació en Egipto en el siglo V. A los doce años se fugó de su casa y en Alejandría inició una vida disipada que duró diecisiete años, hasta que un día, en Jerusalén, delante de una imagen de la Virgen María prometió cambiar. Cruzó el Jordán y se internó en el desierto para hacer penitencia por sus `pecados. Así pasó cuarenta y siete años sin ver a un ser humano, hasta que llegó al desierto un monje llamado Zósimo, quien, a pedido de María le llevó la comunión un Jueves Santo. Al año siguiente, el Jueves Santo, la penitente murió.