Florián, mártir. Era un oficial del ejército romano, que desempeñando un alto puesto administrativo, en Nórica de Austria, fue acusado por el gobernador Aquilino de ser cristiano. El mismo se entregó a los soldados del gobernador y efectuó una valiente confesión de su fe. Fue azotado varias veces y torturado de diversas formas hasta que entregó su vida en el año 304, siendo emperador Diocleciano.
Santa Antonina, mártir. Vivía en Nicomedia en tiempos del emperador Diocleciano. Cuando se desató la persecución contra los cristianos, Antonina fue encarcelada por orden del gobernador Prisciliano. Inducida a renegar de la fe, la santa se negó una y otra vez, pese a los tormentos a que se la sometía, que fueron cada vez más atroces y crueles. Finalmente fue muerta a golpes de espada y su cuerpo arrojado a una laguna. Era el año 304.