LAS REUNIONES EN EL MINISTERIO DE TRABAJO FUERON esteriles. LOS dos PARTIDOS DE AYER SE SUSPENDIERON. mas INCERTIDUMBRE que certezas.
Sin clases y sin fútbol. No hay muchos puntos en común entre el paro de los docentes y el de los futbolistas, es cierto, pero en el fondo algo los une: ambos golpean en la médula al Gobierno, que no pudo evitar el conflicto ni por el pan (el inicio de las clases) ni por el circo (el inicio del torneo de Primera). Lo intentó hasta las últimas horas de ayer en el Ministerio de Trabajo, en una mediación con intervalos entre el sindicato de futbolistas y dirigentes de la AFA. Pero el acuerdo, que siempre estaba a punto de llegar, nunca llegó. “Parece que el Ministerio es una dependencia de la AFA”, dijo anoche Sergio Marchi, el secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados.
La consecuencia ya es conocida: los dos partidos programados para ayer –Central-Godoy Cruz y San Lorenzo-Belgrano– se suspendieron. Y con el rechazo del sindicato a la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio, anoche los dirigentes organizaron una reunión en la AFA para elaborar un plan de contingencia: los del Ascenso querían jugar con juveniles. Para eso, la AFA eximiría a los clubes a presentar ocho profesionales: aludirá causas de fuerza mayor, algo contemplado en el reglamento general. Los de Primera, querían postergar toda la fecha. La comisión normalizadora, en cambio, pedía jugar a toda costa y amenazaba con sanciones.
La medida, tomada a las apuradas, va en contra de la anunciada al mediodía de ayer, cuando se decidió atrasar el inicio del torneo: ¿si la AFA habilitó la postergación de los partidos por la medida de fuerza de los futbolistas, con qué criterio sancionaría a los que no presenten equipos en estos días?
Huelga de goles. El entramado es complejo, porque el fútbol distorsiona espacios, cargos y discursos. Y porque como en todo conflicto sindical existen líneas, internas, dudas, miserias y traiciones. De un lado, jugadores que en general coinciden en que lo mejor es parar, pero que se sorprenden porque algunas categorías menores anuncian que jugarían pese a todo (ver recuadro). Del otro, dirigentes que extorsionan para fracturar la medida de fuerza, o que directamente anuncian que presentarán juveniles en el caso de que no se presenten los profesionales.
Armando Pérez, que nunca pudo anticiparse a los conflictos desde que preside el Comité de Regularización, ayudó a acrecentar la crisis. Primero porque nunca dio certidumbre en esta semana, y principalmente porque no atendió las advertencias que en los últimos meses le venían dando desde la sede de Futbolistas Argentinos Agremiados. Ahí, en la calle Salta, comparaban al presidente de esta AFA caótica con el conductor de LaMia, la aerolínea con la que murió casi todo el plantel del club Chapecoense. “Nosotros tenemos que bajarnos antes de que todo esto se estrelle”, decían. La manera de bajarse, entendieron esta semana los jugadores, era iniciar una huelga.
El jueves, en la reunión que mantuvieron capitanes y referentes de todos los clubes, hubo algunos que pidieron iniciar la fecha. Los representantes de Boca –Fernando Gago, Adrián Pérez y Santiago Vergini– fueron los que adoptaron esa postura, que finalmente perdió. Quizás ningún otro presidente tiene tanta incidencia sobre los jugadores como Daniel Angelici en Boca. El mismo Angelici se encargó de decir ayer que el fondo solidario con el que el los clubes grandes ayudarían a los que más deudas tienen quedaría sin efecto si se suspende la fecha.
Pero Angelici no fue el único: otros dirigentes llamaron a los capitanes para advertirles que les iban a descontar dinero (el dinero que hace rato no cobran) o que tenían que jugar para cobrar el dinero de la publicidad. El caso más emblemático de eso es el de Claudio “Chiqui” Tapia, que adelantó que el Ascenso iba a jugar pese a todo. El yerno de Hugo Moyano, líder de la CGT desde hace décadas, intenta romper la primera huelga de futbolistas desde 1997. El fútbol, pero sobre todo el poder que puede otorgar el fútbol, a veces pone a las personas a prueba.