Silvia Carranza, un ejemplo de superación personal e inclusión social

Silvia Carranza, un ejemplo de superación personal e inclusión social Es la flamante presidente de CILSA y una de las más de 5,6 millones de personas en el país que padece una discapacidad. Conocé su impactante historia.

23.09.2013 | Historias de vida

Silvia Carranza, un ejemplo de superación personal e inclusión social

Es la flamante presidente de CILSA y una de las más de 5,6 millones de personas en el país que padece una discapacidad. Conocé su impactante historia.

Silvia Carranza tiene 57 años de edad, se moviliza en sillas de ruedas y es oriunda de Avellaneda, pero vive en Capital Federal. Al cumplir 7 meses le diagnosticaron poliomielitis (sumado a una meningitis) y estuvo 90 días con un pulmotor que le salvó la vida. Años después la operaron en ALPI. A los 6, por primera vez, pudo mantenerse en pie, merced a dos prótesis, un corsé y dos muletas.

Cursó la primaria en escuelas públicas y domiciliaras, como consecuencia de las siete operaciones. “En el Colegio de la Inmaculada Concepción iba a ser abanderada, pero comenzaron las cirugías. Cuando volví, el abanderado ya era otro. Pero al ser mejor promedio de la escuela primaria, obtuve una beca del Rotary Club de José León Suárez. Eso me puso muy feliz, porque con ella, no solo iba a cursar la secundaria en un colegio privado, sino que me permitía viajar en un micro”, dice Silvia, señalando que era una tapa en que le pusieron piedras en el camino. Gracias a la beca pudo cursar la secundaria pero, al ser discriminada por dos colegios, se recibió en una academia, tras cursar libre.

Decidió hacerse rotaria, más precisamente en el Interact, rama juvenil de un club rotario. “Fueron mis primeras incursiones en la ayuda social”, afirma Carranza recordando que su madre enviudó cuando ella tenía solo dos años.

Aunque siempre colaboró con el kiosco atendido por la familia, apenas cumplió los 15 decidió ayudar a la economía hogareña y comenzó a trabajar en la Municipalidad de San Martín como cadete en Inspección General, sección donde se desempeñó hasta los 21 años. Simultáneamente, trabajaba en un diario local, haciendo cobranzas. “Siempre fui buscavidas”, comenta Silvia, quien luego recibió la notificación de traslado a la Secretaría Privada del Intendente. Allí, estuvo cinco años, “llegando a ser Jefa de la División de Despacho”, rememora con orgullo la mujer que se convirtió en la jefa más joven del municipio.

Pero un día decidió presentar la renuncia. Más que nada, porque se había mudado al barrio porteño de Pompeya, a los pocos meses de haber contraído matrimonio con Luis Paz, un jugador de primera división de básquet en sillas de ruedas del Club Unión Deportistas Argentinos Lisiados (CUDAL), que había conocido en el Servicio Nacional de Rehabilitación, mientras ella hacía sus primeras experiencias en este de deporte.

Fruto del matrimonio con Paz (de quien está separada), nació su único hijo, Federico. “Fue todo un desafío tenerlo -admite Silvia, haciéndose la pregunta de muchos-. ¿Cómo me manejaré con un hijo? Pero como yo veía a muchas amigas mías con discapacidad que los tenían, dije ¿por qué no? Lo que sí sé y me quedo tranquila es que a Federico le ofrecimos todo el resto de oportunidades en la vida convencional. Después él hizo la elección. Porque prefiere más jugar al básquet en silla de ruedas que al básquet convencional”.

En 1987, Silvia Carranza se pasó al Club CILSA Santa Fe y luego, al similar de Buenos Aires, en donde jugó hasta 2009. “Integré la Selección Nacional en los Juegos Panamericanos Panasir ’90, en Venezuela, y Juegos Mundiales ’92, en Aylesbury, Inglaterra”, apunta comentando que en 2010 fue coordinadora de un Torneo Internacional en Montevideo, Uruguay. Al mismo tiempo, comenzó a realizar la coordinación deportiva de la ONG. Del 2004 al 2007 fue miembro de la Comisión de Discapacidad del Foro del Sector Social. En 2005 se convirtió en secretaria de la Comisión Directiva de CILSA. Luego fue directora de acciones institucionales y programas sociales, hasta que en 2008 alcanzó la vicepresidencia de la institución.

El 3 de marzo de 2011 obtuvo el Premio Bienal ALPI “por superar con voluntad y fe las dificultades de su vida”. “Cuando recibí la estatuilla, me pidieron que diga una frase. Elegí una de la Madre Teresa de Calcuta: ‘Si no puedes correr, trata; si no puedes trotar, camina; si no puedes caminar, usa un bastón, pero nunca te detengas”, rememora Silvia Carranza, quien desde fines de 2012, es la presidenta de CILSA. Al respecto, dice: “Estoy feliz por alcanzar el máximo cargo de la ONG. No por la palabra, sino por poder decidir (en equipo, por supuesto) muchas cosas que le pueden beneficiar a la persona con discapacidad.

“Todo lo que hago, no lo hago solo por aquello que no tuve, sino por aquello que tuve y quiero que los demás también tengan”, escribió Silvia, la flamante presidente de CILSA, una organización no gubernamental gestada en la provincia de Santa Fe con 47 años de labor por la inclusión de las personas con discapacidad.

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