Cómo vivir la música en el día a día cuando no hay día que no me cruce con un joven, sea la década que sea, con una remera de The Smiths? Esa sí es una buena pregunta”, dice del otro lado un averiado Johnny Marr, sin ninguna duda el visitante más ilustre de primer Lollapalooza, el músico que sus compañeros de set (sea desde Arcade Fire hasta los en
Cómo vivir la música en el día a día cuando no hay día que no me cruce con un joven, sea la década que sea, con una remera de The Smiths? Esa sí es una buena pregunta”, dice del otro lado un averiado Johnny Marr, sin ninguna duda el visitante más ilustre de primer Lollapalooza, el músico que sus compañeros de set (sea desde Arcade Fire hasta los enormes El Mato un Policía Motorizado) han sí o sí escuchado. Johnny Marr es conocido por haber sido guitarrista de The Smiths, la banda que le hizo a la melancolía y al pop lo que Steve Jobs le hizo a las computadoras. Claro, The Smiths, en cierta ridícula escala, es más secreta, pero no hay banda del enorme Lollapalooza que no la haya escuchado (incluso sea para negarla): “Ser parte de un legado así, a veces, es cansador. Pero son los menos. Es mi vida. Entonces, aunque te alucine el cerebro ver gente en Argentina que quiere verte, porque nunca doy por sentado eso, tenés que seguir. Ya de por sí vivir de la música, respirarla en una época donde todo es más tenso, más complicado, donde quizás hubiera sido más difícil existir, es un lujo. Vivo de la música desde que tengo memoria. He tocado en todas mis bandas favoritas, he conocido a mis ídolos. Y hasta tuve el lujo de que algunos crean que yo puedo ser uno”.
Marr, a los cincuenta, se ríe: “Hoy el dinero está en el cine” (está pronto a participar en El increíble Hombre-Araña 2, junto con Pahrrell Williams y Hans Zimmer). Y sigue: “No es que el rock se haya vuelto una broma, había que demolerlo, o inspeccionarlo, para mantenerlo vivo. Hacer música es un milagro: ¿viste cuánta gente tiene trabajos con los que no son felices? Millones. Esa gente necesita música, y yo necesito que crean en esa superstición que es la música. Odio los retornos nostálgicos, por eso necesité hacer mi disco solista The Messeger. Y pasé por The Cribs, por The The, por Modest Mouse. No vale quedarse quieto o llorando en la música”.
Si ríe de la declaración de Morrisey, jopo líder de The Smiths, sobre que los Beatles tenían cuatro canciones buenas: “Es un número discutible, pero ya he discutido bastante con Morrisey en mi vida y ahora estamos bien. Nos queremos, pero me duele tantas preguntas por si volvemos: ¿quieren volver a ver su banda de hace veinte años? Es conmovedor, pero tremendamente conservador. No corresponde”.