Se cumplen 10 años de la desaparición de «Pocho» Morales: qué se sabe y las hipótesis de un caso enigmático en Entre Ríos

Se cumplen este lunes 10 años de la misteriosa desaparición de «Pocho» Morales, uno de los principales casos sin resolver de la provincia en los últimos años.

Juan José «Pocho» Morales, de 66 años, desapareció el 30 de agosto de 2011 en San Jaime de la Frontera -departamento Federación-, sin dejar rastro. Hoy, una década después, el enigma permanece intacto. Nada se sabe del paradero del hombre, cuyo caso guarda llamativas coincidencias con otra desaparición sucedida en la misma localidad un año atrás, en 2010.

EL CASO

Pocho Morales era quinielero en San Jaime de la Frontera, una pequeña localidad de 4.600 habitantes. Como siempre, había salido en su bicicleta a recorrer los domicilios de los clientes, casa por casa. Alrededor de las 8 y cuarto de la noche, cuando estaba por finalizar su trabajo, se lo vio por última vez y ya nada se supo de él.

Una vecina fue la última en tomar contacto con el hombre. Según contó la mujer y consta en la causa, se encontraron en la vereda de la agencia de tómbola de la que Pocho era empleado y hablaron sobre la reciente muerte del hermano de Morales. Le faltaba solamente una cuadra para terminar su recorrido, en la calle más céntrica de la ciudad. El resto de la historia es un verdadero misterio.

HIPÓTESIS

Las hipótesis que rondan el caso van desde un asesinato o vinculaciones con el narcotráfico, hasta las más descabelladas.

La familia de Pocho Morales piensa que el hombre «pudo haber escuchado algo» que tenía que ver con el negocio de la droga, y que por eso podrían haberlo secuestrado y/o matado, para acallarlo. Así lo hizo saber su hijo, Walter Morales, en diálogo con AHORA en 2016, cuando se cumplían cinco años de la desaparición. Además, en julio de 2012 apareció una bolsa con 182 gramos de marihuana frente a la vivienda donde vive la esposa de Pocho Morales.

Otra de las hipótesis que supieron manejar la Policía y la Justicia, tiene que ver con un crimen cuyo móvil habría sido una disputa con su exesposa. En ese sentido, algunos testigos afirman que cuando sucedió la desaparición, Morales no vivía con ella hacía un año y medio y que la mujer tenía intenciones de rehacer su vida sentimental. En esa línea, a principios de 2016 hubo un allanamiento en Caseros, Corrientes, en un predio perteneciente a la nueva pareja de ella. No hubo resultados positivos.

Se llegaron a esgrimir situaciones que rondaban lo improbable e incluso lo absurdo. Se habló de una secta umbanda y hasta de ovnis. Otra de las posibilidades, es que Pocho se haya ido por propia voluntad, pero resulta raro que lo haya hecho sin haber dado aviso previo a ninguno de sus seres queridos.

La presunción de muerte para «venta de órganos» también fue descartada, por la edad de Morales. Los investigadores también pensaron en la posibilidad de un psicópata, dado que un segundo caso de características similares se produjo un año antes.

OTRO CASO SIMILAR, MUY LLAMATIVO

Sebastián Ortiz, también de 66 años, desapareció el 6 de septiembre de 2010 en San Jaime de la Frontera. También iba en bicileta, ya que era vendedor ambulante, oriundo de Paso de los Libres, Corrientes. También fue visto por última vez alrededor de las 20, cuando pedaleaba hacia la Terminal de Ómnibus para sacar un pasaje a la localidad de la vecina provincia. Su paradero, al igual que el de Pocho Morales, también es un misterio.