Participa de la serie Vinyl, producida por el director ganador del Oscar. Cree que los tiempos actuales son de mucha confusión, y critica al mundo de la música de los 70.
A sus 58 años, Ray Romano es parte del panteón de la TV norteamericana. Su show Everybody loves Raymond fue una de las sitcoms favorita de Estados Unidos en los 90. Pero hoy, Romano (también famoso por su voz en los filmes originales de La era del hielo) es parte de Vinyl, la nueva carta de amor a Manhattan de Martin Scorsese y nueva joya de la corona HBO (domingos a las 23 por HBO). Drama musical, con nervio scorsesiano, ambientada en Nueva York en los 70 y en la industria y sus agentes en la escena musical, Vinyl muestra a Romano como Zak Yankovich, un ejecutivo que come Valiums como si fueran caramelos, posee una vida sexual salvaje y no tiene problema en hacer daño con cuanto objeto tenga a mano. Es decir, a años luz de distancia del padre de familia que lo hizo famoso.
—Sos famoso por otro tipo de roles, más familiares. ¿Qué fue lo que te llevó a interpretar a Zac en el show?
—Simple: Martin Scorsese. Pero también la idea de interpretar a este tipo que, aunque no lo ves en el piloto de la serie, es bastante seductor. Tiene una esposa e hijos, primero. Tiene un matrimonio sin amor. Es decir, hay una tragedia en él. Y quiere ser como el personaje de Bobby Cannavale, quiere ser este tipo de hombre y sabe, muy dentro de él, que no lo es. Pero no lo admite, ni para sí mismo. Quiere ser un éxito, y siempre se queda corto. Te rompe el corazón pero es divertido.
—¿Cómo fue la experiencia de ser dirigido por Martin Scorsese?
—Grandioso. Intimidante en un comienzo, porque Scorsese es Scorsese. Pero cuando ensayamos en su cuarto de hotel, Bobby Cannavale y yo, y otros dos actores, decidí improvisar un poco. Es la forma en que trabajo. Entonces la primera vez, lanzo algunas improvisaciones, y no sabía cómo iba a reaccionar Scorsese. Entonces lo tomó bien, me dijo: “Eso lo vas a decir ahora, podés decirlo mientras filmamos” y le respondí: “Sólo si vos querés”. Ahí te das cuenta de su entusiasmo, y siempre está citando películas, siempre. Sea de los 50, la cita y al otro día tenés un DVD en tu camerino. Es así, increíble.
—La serie trata sobre un imperio en decadencia. ¿Pensás que hay algo en ese tema que puede hablar del mundo hoy?
—En ese momento, en los 70, había mucha confusión, y mucha gente intentando darse cuenta de cómo funcionaban las cosas. Bastante similar a como todo es ahora. Si apuntás directamente al mundo de la música, donde se mueve la serie, en aquel entonces era eléctrico y estaba surgiendo. Lo mismo que pasa hoy. Creo que todavía hay grandes artistas y muchas músicas a descubrir, incluso aunque sea un momento tan turbulento.
—Es un rol distinto al que la gente está acostumbrado a verte. ¿Querías algo distinto, tan drámatico?
—En el piloto no se nota tanto. Pero se pone más profundo y más sucio a medida que la serie avanza. Y sí, buscaba algo no tanto dramático pero que me acercara al cine. No me molesta hacer comedia, pero no estaba buscando hacer algo que fuera directamente comedia. Quiero decir, si me mostraran ¿Qué paso ayer? y quisieran que haga algo así, ok. Pero buscaba algo con profundidad, y con un poco de actitud.
Vivir en Manhattan
—Creciste en Queens, ¿pasaste mucho de tu vida en esa Manhattan que muestran en Vinyl?
—En el momento donde se da la serie, yo estaba creciendo en Queens, y fue mi adolescencia. Esa música era parte de mi vida. Por ejemplo, mi iPod está lleno de música de los 70. Mi mujer la odia.
—¿Realizaste un poco de investigación para comprender el mundo de la industria musical en ese momento?
—Hay un libro que se llama Hit Men que Scorsese nos dio. En él estaban todas estas bandas, estos nombres de la industria. No es que estamos interpretando a nombres de la vida real, pero sí a versiones de esos hombres.
—¿Qué te sorprendió cuando leías sobre esa industria en los 70?
—Cuán tajante era. Cómo esos hombres que la hacían no tenían pruritos. Quizás hoy también sea así. Fue un poco descorazonador pensar que ésos fueron quienes ganaron. También me sorprendió lo injusto que era con los músicos. Algunos de ellos nunca vieron un dólar por tal o cual razón inventada. Lo explican en el piloto cómo, cuando el dinero te llega a vos, como artista, ya fue repartido.
*Gentileza HBO.