El sarampión es una enfermedad que fue eliminada de Argentina, pero puede regresar. El brote de Brasil sigue activo y hay circulación en otros países. Además, la cobertura de vacunación con la triple viral decayó en los últimos años.
“Los equipos de salud necesitan seguir vigilando activamente los casos sospechosos y notificarlos. La población, además, debe contribuir colocándose las vacunas que corresponden. El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa. Es muy difícil controlarla una vez que estallan los brotes. Debemos anticiparnos”, dijo Ángela Gentile, jefa de Epidemiología del hospital Gutiérrez, de Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Por qué debe preocuparnos
El sarampión es una enfermedad eliminada en Argentina. Sin embargo, en 2019, se reportó un brote en el país con 199 casos. El 80 por ciento de las personas que contrajeron la enfermedad no estaban vacunadas. Y el 45 por ciento tenía menos de cinco años. Se registró un fallecimiento.
Con este antecedente, nuestro país corrió el riesgo de perder la certificación de “territorio libre de sarampión” emitida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El brote logró ser controlado y no se registraron nuevos casos durante más de 12 meses consecutivos.
Sin embargo, hay dos situaciones que aumentan el riesgo latente: una está adentro y la otra afuera del país.
Menos niños vacunados
Si miramos hacia adentro, la mala noticia es que las coberturas de vacunación que protegen contra el sarampión han descendido en los últimos años.
El primer informe del Observatorio de la Infancia y de la Adolescencia –que realiza la Sociedad Argentina de Pediatría con la colaboración de Unicef– advirtió que la cobertura de vacunación de la triple viral bajó 12,2 puntos en 2020 en relación con el promedio registrado en los cinco años anteriores.
Durante el primer año de la pandemia, apenas el 77,8 por ciento de los menores de un año recibieron la triple viral. Mientras que el promedio de los cinco años anteriores se había ubicado en el 90 por ciento.
Uno de cada cinco niños menores de un año no recibió la triple viral. Y uno de cada tres no fue vacunado al ingreso escolar.
También decayó en Argentina la tasa de notificación. En 2019 se notificaron 14,3 casos sospechosos por cada 100 mil habitantes. Mientras que en 2021 el indicador cayó a 1,3.
Gentile indicó que, para que la vigilancia esté activa, se deben encontrar dos casos sospechosos por 100 mil habitantes. Y por eso pidió a todos los equipos de salud que piensen en sarampión cada vez que vean algún niño con fiebre y exantema (erupción en la piel).
Si el profesional detecta un niño con fiebre y erupciones, debe considerarlo caso sospechoso y notificarlo al Sistema Nacional de Vigilancia. Después, colocarle barbijo y aislarlo. Tomarle muestras de secreciones nasofaríngeas, orina y sangre para confirmar o descartar la enfermedad, así como para detectar el genotipo circulante.
El sarampión es una enfermedad muy contagiosa. Una persona puede infectar en promedio a otros 16 individuos más. Se transmite por aerosoles. El virus puede permanecer en el aire en espacios cerrados hasta dos horas.
Una persona puede infectar cuatro días antes de manifestar erupciones en la piel.
Situación internacional
Además de las características de la enfermedad, otra situación externa aumenta el riesgo de que el virus vuelva a circular por estas latitudes.
El brote sigue activo en el norte de Brasil. También se reportaron casos en refugiados ucranianos. En Venezuela, también se registró un pico, pero ya está siendo controlado.
“Las provincias tienen que trabajar muy fuerte para recuperar las coberturas de vacunación. Los profesionales de la salud deben sospechar ante un caso de fiebre y erupción en la piel. Necesitamos prevenir ahora. Cuando el brote estalla, después es difícil de controlar”, finalizó Gentile.
Vacunas del calendario
Los niños de 1 año deben recibir una dosis de la triple viral.
Los mayores de 5 deben acreditar las dos dosis.