Santiago Ledesma es de Concepción del Uruguay, hijo del reconocido jugador de básquet Marcelo ‘Chelo’ Ledesma, quien fuera jugador de Rocamora, del club Lanús en Buenos Aires y del seleccionado provincial y nacional en reiteradas oportunidades. Nació y creció rodeado del básquet y tras recibirse de kinesiólogo comenzó la experiencia de atender a los seleccionados argentinos, acompañarlos en sus viajes y asistirlos periódicamente.
Con el inicio del Aislamiento social, preventivo y obligatorio, Santiago regresó a Concepción del Uruguay para transitar la cuarentena con su familia, y desde aquí brindó su análisis respecto del futuro del deporte y las consecuencias que podría dejar el ‘parate’ por el coronavirus.
En primer lugar, respecto de sus primeras experiencias en la selección, Santiago señaló: “En la Confederación Argentina de Básquet trabajo desde 2012, yo ese año empecé a viajar con los chicos. Con las inferiores y femenina y en 2017 empecé a viajar con la primera masculina. De ahí en más empecé a viajar mucho más a diferentes torneos y este año se ha dado esta situación atípica pero viendo el lado positivo de que me puedo quedar un poco más guardado y en familia y eso es algo bueno”.
“Y como experiencia, yo toda la vida jugué al básquet, mi papá fue jugador y desde siempre estuve cerca del deporte y más allá del logro que por ahí significa kinésicamente o lo interesante para la profesión tiene para mí un condimento especial por el fanatismo hacia el básquet y es un extra para mí compartir vestuario, viajes y demás con semejantes personajes como Luifa Scola o Facu Campazzo y demás. Al principio choca pero después uno cuando pasa el tiempo, tiene que ir dejando de lado un poco ese fanatismo y pensar que es un trabajo, pero para mí una gran experiencia”, añadió.
¿Cómo imaginás el futuro inmediato en lo que respecta al deporte?
-“Y esto seguramente va a traer sus consecuencias a nivel físico como a nivel mental y emocional. Nosotros trabajamos viendo al jugador, no trabajamos persiguiendo síntomas o curando, eso hubo un poco un cambio de paradigma en lo que es salud, y ese cambio viene generalmente de los que están a la vanguardia, que son los jugadores de alto rendimiento que fueron los que empezaron a cambiar eso de solamente ir al kinesiólogo, al doctor, al psicólogo, al nutricionista cuando ya están rotos sino de hacerlo para prevenir y estar bien y cuando nosotros evaluamos a un jugador más allá que esté sano o tenga una lesión, lo más importante para nosotros es prevenir y mantenerlos bien y eso con lo emocional, con lo que comen y cómo se mueven es fundamental y esto de la cuarentena no sólo trae cambios emocionales que repercuten en el cuerpo obviamente, sino que traen sedentarismo y el sedentarismo con la alimentación y el estrés son las tres patas que vemos que te disponen mucho a sufrir enfermedades.
Más allá del deporte, en la población, es algo que está presente. Yo he tenido muchas consultas de pacientes que me dicen que están más doloridos que nunca desde que están más quietos, que por ahí les ha empezado a tener dolores nuevos y tiene lógica porque cuando empezamos a ver, por más que venga con un dolor de columna, un dolor de rodilla, o de muñeca, o lo que sea nosotros tenemos que ver el todo: qué está pasando, qué es lo que le hace doler, y cuando empezamos a indagar un poquito vemos que tiene que ver con su vida cotidiana, con lo que come y cómo se encuentra emocionalmente. Por eso también trabajamos en conjunto con psicólogos y nutricionistas porque creemos que el cuerpo es solamente la cáscara de algo mucho más importante que es la función interna”
-¿En los deportistas de alto rendimiento es igual?
-“Algunos tienen la suerte de hacer cosas en su casa pero obviamente no es lo mismo. Además hay una cuestión motivacional porque no hay ninguna competencia ahora hace que no sea lo mismo. Es muy difícil seguir el mismo entrenamiento así”.
– Y en los chicos que juegan al fútbol y ahora de adolescente se encuentran en cuarentena entre la play y el celular, ¿cómo afecta eso?
-“Eso ya es un factor de riesgo, porque te predispone a que algo te pase. Puede que no pase nada, pero esa situación te predispone a la presencia de una patología o dolores, para no decir patología, que tienen que ver con no poder canalizar la energía haciendo lo que a uno le gusta. Seguramente los chicos lo van a sufrir más que nada, pero es algo que pasará a nivel general, y los chicos no escapan a esa realidad”
-¿Qué se recomienda?
-“Hay muchas cosas que se pueden hacer. Lo que más se recomienda es mantener una vida lo más normal posible dentro de lo que es la cuarentena. O sea si nosotros hablamos siempre hablamos de que las tres patas son cosas específicas que te predisponen a sufrir enfermedades más allá de lo postural, que son el estrés, el sedentarismo y la comida se recomienda comer bien, hacer mucho ejercicio respiratorios y moverse lo que pueda y donde pueda, y tratar de escaparse al sedentarismo. Y lo que recomiendo es que cada vez que contesten el teléfono se paren y eso ya es un estímulo para decir: bueno, cada vez que suena el teléfono me paro a contestar y después me vuelvo a sentar. Dentro de lo que se pueda reducir cualquier posibilidad de sufrir consecuencias de estar quieto
-¿Cuánto va a cambiar el deporte de alta competencia?
-“Muchísimo, depende de cada deporte. Hay deportes que se pueden adaptar mucho más rápido a un ‘parate’. Hay deportes que yo me imagino por ejemplo en un nadador que lleva una planificación de un año para llegar a un torneo, que te modifiquen todo un calendario no es lo mismo para un jugador de básquet, un jugador de fútbol o uno de tenis. Cada uno va a tener su inconveniente, pero va a cambiar el deporte como va a cambiar el mundo.
Lo que tiene el básquet es que se juega en cancha cerrada, el contacto, la superficie de juego es más chica y del regreso de los deportes, el básquet seguro será de los últimos.
Y en cuanto a las concentraciones, por ejemplo no serán hasta septiembre u octubre. Viajes creemos que no va a haber en todo el año.
-¿Cuál es tu plan para lo que resta del año?
-“Mi idea es en este año es seguro estar más en Concepción que en Buenos Aires. Cuando vuelvan las concentraciones, que calculo será el año que viene recién, volveré. Siempre tengo un pie en Concepción del Uruguay y siempre tengo la idea de volver. No sé cuándo, pero voy a volver a instalarme acá.
Acá, los kinesiólogos ya podemos atender de manera presencial con los recaudos de higiene, y la atención reducida, hacemos atenciones presenciales”.