Por Juan M. Herbella. Con la confirmación de que el Mundial de Clubes se jugará en Marruecos, el pueblo azulgrana está contrariado por el virus que causa pánico.
Juan Manuel Herbella
Michael Lahoud nació en Freetown, capital de Sierra Leona. Freetown significa “ciudad libre” y deriva de los orígenes (a fines del siglo XVIII) de asentamiento de esclavos puestos en libertad, como premio por haberse alistado con las tropas británicas para pelear contra los revolucionarios norteamericanos en la independencia de los Estados Unidos. Actualmente, Freetown no es un ciudad libre, es un ciudad sitiada por una enfermedad devastadora.
Gracias al fútbol, Michael Lahoud, abandonó su ciudad y emigró a Norteamérica para ganarse la vida: un camino inverso al que realizaron sus ancestros. Hoy, es uno de los mediocampistas del Philadelphia Union de la Major League Soccer y, también, de la selección nacional de Sierra Leona. Siendo una de las voces más reconocidas de su país en el exterior, rápidamente se convirtió en fuente de consulta sobre la epidemia de ébola que afecta a su país (3896 enfermos y 1281 muertos) y que empezó a esparcirse hacía otros lugares del mundo.
“La gente se niega a permitirte el ingreso a los lugares, lo primero que piensan es que tienes ébola. Este es un comportamiento muy discriminatorio y bastante chocante para nosotros” cuenta Lahoud, que en estos momentos está disputando con su selección la fase clasificatoria para la Copa Africana de Naciones de 2015. En agosto la Confederación Africana de Fútbol prohibió, hasta nuevo aviso, la disputa de cualquier partido internacional en los países afectados (Sierra Leona, Liberia y Guinea). Para la mayoría de los jugadores de la selección la vida no ha cambiado demasiado: juegan en Europa, Asia o Estados Unidos y no han regresado a su país desde mitad de año.
El ébola es un virus que afecta a humanos y primates (gorilas, monos o chimpancés) pero que utiliza como reservorio natural a otros animales sin afectarlos (murciélagos y roedores). El temor a la enfermedad radica en que no existe hasta el momento una cura específica y que tiene una alta tasa de letalidad (en esta epidemia está rondando el 50%; o sea de cada dos personas que se enferman, una muere). La muerte por ébola es producto del daño generado por la infección viral sobre las células endoteliales que recubren la superficie interior de arterias y venas. Al dañar los vasos sanguíneos, las plaquetas ya no son capaces de coagular la sangre y el enfermo sucumbe producto de un shock hemorrágico (por la pérdida de sangre). El contagio se produce por contacto directo con sangre, tejidos, secreciones y fluidos corporales del individuo/animal infectado.
“Patea al ébola en el trasero” es una campaña de concientización creada por Michael Lahoud para recaudar dinero para la organización Médicos sin fronteras, que cumple una importante labor en África. La concientización sobre la enfermedad y su mecanismo de transmisión, también permitiría evitar la discriminación que se genera por temor y desconocimiento.
Para las selecciones de las naciones afectadas, cada partido es una nueva humillación. El miedo al ébola y la estigmatización a los ciudadanos de los países afectados, hace que los futbolistas sean tratados de manera denigrante y deshumanizada. “Algunos futbolistas de Costa de Marfil se negaron a darnos la mano antes del partido y los hinchas nos cantaban “ébola-ébola”, contó Khalifa Jabbie, otro de los referentes de la selección y del Balıkesirspor de la Liga de Turquía, “además, un jugador muy reconocido se negó a cambiarle la camiseta a un compañero por temor y le regaló el pantaloncito sin aceptarle el suyo a cambio”. En aquel partido, perdieron 2 a 1 pero al menos tuvieron la posibilidad de jugar. Unos días antes, en el partido previo, Islas Seychelles se negó a recibirlos, dando el partido clasificatorio “perdido por forfait”.
En los últimos juegos, en septiembre, Sierra Leona empató 0 a 0 y perdió 2 a 0 con Camerún, jugando respectivamente como local y como visitante en Yaoundé (la capital de Camerún). Para este partido, los jugadores originariamente estaban hospedados en un hotel céntrico pero fueron expulsados por otros huéspedes que, alarmados por su presencia, llamaron a la policía. Finalmente los alojaron en un hotel nuevo, que todavía no estaba completamente terminado, bajo la supervisión de las autoridades sanitarias que monitoreaban sus temperaturas dos veces al día, hasta que salieron del país para retornar a sus respectivos clubes. El monitoreo de la temperatura es una de las medidas de control, solamente puede contagiar el individuo que está cursando los síntomas de la enfermedad.
La Copa Africana de Naciones (CAN) 2015, a la que intenta clasificar Sierra Leona, no es la única competencia internacional que se disputará en el continente afectado por la epidemia de ébola. Unos meses antes (del 10 al 20 de diciembre), está programado el Mundial de Clubes. El anfitrión de ambas competencias, Marruecos, ya le solicitó a FIFA suspenderlas. “Estamos hablando de eventos, donde se espera que converjan en el país 200.000 y un millón de espectadores respectivamente. Por eso solicitamos priorizar las razones humanitarias antes que las financieras. No creo que haya ningún estado o país que tenga las capacidades necesarias para vigilar, verificar y controlar esta afluencia de público”, expuso el ministro de deportes marroquí, Mohamed Ouzzine.
Haciendo caso omiso a la solicitud, la FIFA publicó ayer un comunicado dando recomendaciones sobre los cuidados contra el ébola e indicando que los preparativos para el Mundial de Clubes seguían según lo previsto, dando cuenta de que, por el momento, no ha habido casos de ébola en Marruecos.
A semanas de un suceso que soñó desde su nacimiento (tener la posibilidad de jugar, por primera vez, una final intercontinental), el hincha de San Lorenzo está contrariado. Jamás imaginó que en la previa de un evento de esta magnitud y con la posibilidad de tener al Real Madrid enfrente, en lugar de temerle al poderío ofensivo de Cristiano Ronaldo, Benzema y Bale estaría preocupándose por un organismo microscópico y poco conocido, un virus de la familia Filoviridae, al que bautizaron “ébola”.