Se trata de un tipo de cáncer del sistema linfático, que, detectado en forma temprana, es curable en el 90% de los casos. Cuáles son las señales de alarma que hay que tener en cuenta y cuándo consultar al médico
Se estima que un millón de personas en el mundo presentan alguna variante del linfoma. En la Argentina se diagnostican cerca de 4 mil casos anuales, y 200 mil personas mueren cada año por esta enfermedad. Sus factores de riesgo no están claros y puede afectar a varones, mujeres y niños de cualquier edad, independientemente de su estilo de vida. Hasta ahí, “datos duros” de una patología que -como en toda enfermedad maligna- consultar temprano mejora el pronóstico y es por eso, que aún en el contexto de pandemia las personas que presentan síntomas no deben demorar la consulta al médico. Los linfomas son un tipo de cáncer del sistema linfático, el cual está compuesto por los ganglios y una extensa red de vasos que los conectan, denominados vasos linfáticos. Estos órganos forman parte del sistema inmunológico, que se encarga de la defensa del organismo. Los ganglios linfáticos se distribuyen por todo el cuerpo. Algunos son accesibles a la palpación (cuello, axilas, ingles) y otros son profundos, hallándose en el interior del tórax y del abdomen, informa en su página web la Asociación Civil Linfomas Argentina (ACLA). Los linfomas se dividen en dos grandes grupos: Linfoma de Hodgkin (también conocido como “enfermedad de Hodgkin”) y los Linfomas No Hodgkin (LNH) que son los de mayor incidencia. Estos últimos se dividen a su vez en cerca de 60 subtipos diferentes. Los más comunes son: Linfoma folicular, Linfoma difuso de células B grandes, Linfoma linfocítico de células pequeñas, Linfoma de células del manto, Linfoma de Burkitt, Linfoma de células T, Linfoma cutáneo de células T; entre otros.
Síntomas para tener en cuenta
Lo primero que se debe observar es el crecimiento (generalmente indoloro) de uno o varios ganglios linfáticos. Pero como el mismo puede obedecer a otros factores o puede no estar accesible a la palpación, es importante estar atentos a la presencia persistente de otros síntomas que están asociados a los linfomas, sin que haya otro motivo que justifique su aparición: Sudoración nocturna Aumento de la temperatura hasta los 38 grados por la noche Pérdida de peso Escalofríos Fatiga / falta de energía Pérdida del apetito Tos Picazón persistente en todo el cuerpo y/o erupciones Falta de aire Dolor de cabeza
Realizar un diagnóstico precoz resulta sumamente importante para poder iniciar el tratamiento adecuado, a fin de lograr los mejores resultados. La enfermedad puede adquirir distintas formas de presentación. En algunos casos, su diagnóstico puede no ser sencillo, dado que no hay pruebas de laboratorio específicas que detecten los linfomas. De hecho, según cifras de ACLA, el 62% de los casos fue diagnosticado erróneamente.
La elección de un tratamiento depende de varios factores, entre ellos el subtipo de linfoma, la extensión de la enfermedad y la edad del paciente. Para su tratamiento se utilizan, por sí solas o combinadas, diversas estrategias tales como: Quimioterapia: es el más utilizado, aunque también el que más impacto tiene sobre el cuerpo del paciente. Radioterapia: en el caso de que la enfermedad esté localizada o cuando el paciente no tolera la quimio. Anticuerpos monoclonales: terapia biológica que consiste en la aplicación intravenosa de clones de los linfocitos T, que son sustancias que produce el mismo sistema inmunitario. Trasplante de médula ósea: en determinados subtipos de linfomas y bajo circunstancias muy precisas, el trasplante proporciona una renovada población de células sanas. También se suele aplicar como complemento a la quimio. Abstención terapéutica: en casos seleccionados, a pesar de la naturaleza tumoral de la enfermedad, puede estar indicada la observación estrecha pero sin indicar ninguna estrategia. En el marco de la conmemoración del Día Mundial de Concientización sobre el Linfoma, hoy el mensaje de la comunidad médica apunta a visibilizar esta enfermedad para lograr concretar mayores desarrollos e investigación sobre esta patología, aumentar el nivel de alerta de los posibles pacientes y las probabilidades de sobrevida de los mismos.