Fue campeón del Sub 20 con Messi y Agüero. Maradona lo convocó a la mayor y Sabella lo mantuvo a pesar de las críticas. Por Facundo Falduto.
Facundo Falduto
De campeón juvenil a la mayor. De Misiones a Chubut y de Racing a Mónaco. De titular discutido, cuestionado por ser suplente en su club, a héroe de la Selección. Entre estas puntas se mueve la carrera de Sergio Germán Romero, arquero de la selección argentina, que atajó dos penales y le concedió a su país el pase a la final del Mundial de Brasil 2014.
Nació en Bernardo de Irigoyen, Provincia de Misiones, el 22 de febrero de 1987, pero empezó a jugar en la otra punta del país: la Comisión de Actividades Infantiles de Comodoro Rivadavia, Chubut. Su padre, integrante del ejército, había sido trasladado al destino patagónico y “Chiquito” y su familia lo acompañaron.
El arquero fichó para Racing Club de Avellaneda en 2003 y dos años después fue suplente, un lugar al que tendría que acostumbrarse a lo largo de su carrera. En 2007 fue transferido al Alkmaar Zaanstreek de los Países Bajos por casi un millón y medio de euros. Tuvo continuidad y llegó a estar 995 minutos sin recibir goles. Lo dirigía un tal Louis Van Gaal, actual DT de la selección holandesa que quedó eliminada por su actuación de hoy.
Ese año Romero fue Subcampeón Sudamericano y luego Campeón del Mundo con el Sub 20 que dirigía Hugo Tocalli y donde jugaban Lionel Messi y Sergio “Kun” Agüero. Al año siguiente integró el plantel que consiguió la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing, dirigido por Sergio “Checho” Batista.
En 2011 pasó al Sampdoria de Italia y ayudó a llevarlo de nuevo a la Serie A, pero nunca pudo afianzarse en la titularidad y en 2013 terminó en el AS de Mónaco, donde también “comió banco”. Dos años antes, Diego Armando Maradona lo hizo debutar en la Selección Mayor y lo mantuvo a pesar de las críticas. Fue cuestionado por la goleada contra Alemania en Sudáfrica 2010, en la que no tuvo mayores responsabilidades. El público y la crítica periodística tampoco lo aceptaron por el fracaso de la Copa América 2011, ya bajo el mando de Batista.
Alejandro Sabella siempre lo mantuvo como titular contra viento y marea, a pesar de no ser titular en Mónaco y contra las buenas actuaciones en sus clubes de otros postulantes que parecían, a priori, más aptos, como Marcelo Barovero en River, Agustín Orión en Boca, y Wilfredo Caballero en Málaga.
Antes de confirmarlo como primer arquero en la lista de 23, “Pachorra” decía: “Lo considero un excelente arquero, que lamentablemente, no tiene continuidad en su club. Pero respondió bien y me dio tranquilidad. Salvo alguna lesión, ha jugado siempre conmigo. En líneas generales, la prioridad es de él”.
En el mundial, Romero fue de menor a mayor. Casi no tuvo trabajo contra Bosnia, pero se lució con tres atajadas clave contra Irán. Concedió dos goles ante Nigeria, que fueron más bien responsabilidad de la defensa. Desde entonces, no le volvieron a convertir. Tuvo actuaciones sólidas contra Suiza y Bélgica y mantuvo la valla en cero durante los 120 minutos contra Holanda.
Sin dudas, la consagración de este gigante de 1,92 metros fue en los penales contra Holanda, en la que parecía la peor hora de la Argentina. Tapó el primer tiro de Ron Vlaar y aniquiló psicológicamente a un equipo que precisamente se había destacado en los penales de los cuartos de final contra Costa Rica. Después le atajó el tercero a Wesley Sneijder y terminó de vestirse de héroe.