Cada línea escrita corre el riesgo de ser superada por las circunstancias. Hace mucho que la crónica urgente había dejado la Argentina y, si bien es cierto que en el fondo de la economía ya hay señales de alivio temporal, es verdad también que la cadena de incumplimientos en las economías regionales amenaza romper acuerdos difíciles de recuperar en el corto plazo. Los partidos políticos, en la fase doméstica de su
acción concreta, suelen manejar información sobre sucesos posibles, pero dejando colgados del azar a segundas líneas. Suele cumplirse también este precepto en el partido de gobierno, máxime después de una década de hegemonía, que ha concentrado el poder en unos pocos y marcado a quienes logran perforar esa fortaleza con estrategia, suerte o destino.
Esta semana se vivieron dos sucesos en ese orden, el primero de ellos el debut y despedida de Marcelo Tinelli en el Fútbol para todos y el segundo, la visita del vicepresidente Amado Boudou a Tribunales. Fueron los dos hechos salientes de estos días, pero no los únicos. También hubo un amago de renuncia del Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, enredado en el lío Tinelli, Jr Kirchner y Cristóbal López. Pero en Entre Ríos ese agite también tuvo su correlato, ya que siempre que amaga quedar vacante algún ministerio, Sergio Urribarri manda planchar el traje. Que Cristina Fernández haya solicitado a Capitanich que banque un toque hasta acomodar la táctica, abrió posibilidades al mandatario entrerriano, según interpretan los interpretadores en Casa Gris.
En medio de esa tertulia, llegaron a Concepción del Uruguay los integrantes de la Asociación de Corredores de Turismo Carretera (ACTC), a observar los avances en el Autódromo de Colonia Perfección, donde se debía llevar a cabo una fecha el 9 de marzo. Sin mediar explicaciones, ni siquiera efectuando la convocatoria a las autoridades de la comisión que impulsó la iniciativa de construir las instalaciones, decidieron que todo pasaba para mayo. Las comunicaciones se hicieron en el ámbito estrictamente gubernamental, incluida la empresa que hace las obras, notificada directamente. La carrera en sí no es de mayor importancia en cuanto a lo político, pero tiene un innegable trasfondo nacional y esa proyección desvela a la Casa Gris. Se decía en sus pasillos que todos bailaron ese día la misma canción: «bancame un toque».