Martino era ayudante de campo cuando estuvo en Platense. Al año siguiente lo convocaron para dirigir a Brown de Arrecifes y me llevó con él. El mejor recuerdo que me quedó del Tata es la sencillez. Porque es simple como persona y, además, en el estilo de juego que propone. No es de esos técnicos que vuelven locos a los jugadores con indicaciones co
Martino era ayudante de campo cuando estuvo en Platense. Al año siguiente lo convocaron para dirigir a Brown de Arrecifes y me llevó con él. El mejor recuerdo que me quedó del Tata es la sencillez. Porque es simple como persona y, además, en el estilo de juego que propone. No es de esos técnicos que vuelven locos a los jugadores con indicaciones complicadas. Al contrario: sabe lo que quiere y lo pide de manera sencilla. Lo definiría con una frase: mucho trabajo y practicidad. Aunque como jugador era un ídolo, cuando lo conocí a fines de los 90 me pareció muy humilde. Tenía el mismo trato con un dirigente que con cualquier hincha que lo parara en la calle para conversar. Esas actitudes los jugadores también las valoramos. Recuerdo un partido contra Aldosivi, en el que nos jugábamos la clasificación para el Reducido. Lo empatamos cuando faltaban pocos minutos, y como con ese resultado pasábamos de ronda, uno del cuerpo técnico se metió en el campo de juego para hacer tiempo. Entonces Martino lo fulminó con la mirada, se enojó y se metió en el banco de suplentes sin festejar. Además de todo, es honesto. Se merece todo lo bueno que le está pasando en su carrera.
*Arquero de Deportivo Laferrere, fue dirigido por Martino en Almirante Brown (Arrecifes).