Las apariciones claves de Chichizola, Mercado, Funes Mori y Villalva para que River sueñe con ganar un nuevo título.
Quién iba a pensar que un vicepresidente, que suele ocupar un espacio casi simbólico y protocolar, iba a saltar al primer plano. Pero ocurrió: Cleto votó “no positivo” y se ganó la tapa de los diarios. Quién iba a decir que una piba que mide un metro veinticinco iba a dejar en segundo plano a las vedettes de quirófano. Noelia lo hizo: ganó dos finales del “Bailando” y desplazó a las candidatas de uno setenta. Quién imaginaba que a River lo iban a salvar jugadores que en las primeras fechas Ramón ni siquiera tenía en cuenta. Pero ahí está: a un partido de salir campeón, gracias a un penal que atajó Chichizola, a goles que convirtieron Funes Mori y Mercado y a la osadía de Keko Villalva. A veces ocurre que el destino deja de hacer foco en los protagonistas de siempre, mira al banco y sentencia: “Dale, llegó tu momento, serás el héroe menos pensado”. Si no, que lo diga Goycochea.
Imaginemos otro escenario posible para River: el gol sobre la hora en el superclásico lo convierte Cavenaghi, el que ataja el penal contra Racing es Barovero, el que arma el juego es Lanzini y el que rompe el cero a cero trabado con Argentinos es Teo. Si hubiese ocurrido eso, la historia sería previsible. Una más. Tendría un desarrollo anunciado. Pero el azar quiso otra cosa. Por eso, si mañana el equipo de Ramón le gana a Quilmes y se queda con el Torneo Final, la novela se contará de una manera distinta. Será un campeón diferente. En el póster van a salir todos, pero los destinatarios de las sonrisas cómplices serán los actores de reparto. El póquer de ases, esta vez, se armó con cuatro sotas.
Alegrías inesperadas. El gol de Ramiro Funes Mori contra Boca marcó un quiebre en el equipo. El grito, la euforia y el desahogo fueron como un trampolín. Hasta esa fecha, la décima, River venía a los tumbos, con un puñado de triunfos en los que no le sobraba nada y sin poder ganar de visitante. Pero ese cabezazo en la Bombonera sirvió para que el equipo tomara confianza y se encaminara a la punta.
Lo notable es que esa puerta la abrió un jugador que hasta ese momento era uno de los más resistidos. Que el gol del triunfo haya sido sobre la hora y de visitante fue glorioso, pero que el autor fuera Funes Mori es para completar un álbum con los momentos más bizarros del fútbol. Pero así ocurrió. El defensor que recibía insultos aun cuando estaba en el banco de suplentes dejó su nombre marcado en el escalón decisivo que subió River rumbo al título.
Otro gol que va a quedar entre los más relevantes de la campaña es el primero a Argentinos, la fecha pasada. Estudiantes había ganado el día anterior y Gimnasia había perdido unas horas antes. Cuando salió al campo de juego del Diego Maradona, River sabía que tenía que ganar para quedar primero con sólo una fecha para cerrar el torneo. Pero le costó. Y mucho. El Bicho, ya descendido, se le plantó y aguantó el cero a cero. Tuvieron que pasar setenta minutos para que llegara el gol. El alivio no lo trajo Cavenaghi. ¿Carbonero? Tampoco. Teo, menos. El salvador no figuraba en ningún pronóstico: Gabriel Mercado. Fue el primer gol del marcador de punta en el torneo. Y el que le dio a River la llave de la punta.
El desgarro que sufrió Barovero contra Rafaela fue decisivo. Faltaban veinte minutos y Chichizola se tuvo que hacer cargo del arco. La fecha siguiente, contra Estudiantes, tuvo dos atajadas imposibles: un penal a Carrillo y un disparo al ángulo de Gil Romero. En Bahía, frente a Olimpo, se lució ante un cabezazo a Furios. Y con Racing, bueno, con Racing sacó carnet de héroe. El penal que le atajó a Saja en tiempo de descuento y que hubiera significado el empate es una de las postales con más adrenalina del torneo. En definitiva: en cuatro partidos como titular, el arquero suplente sacó dos penales.
El cuadro de honor lo completa Villalva. El ciclo de Keko arranca con el descenso. La imagen de su cara llorando el día del partido contra Belgrano es la síntesis de la frustración. El salto llega a este torneo. Los primeros partidos no era ni suplente. Después empezó a entrar unos minutos, hasta que contra Lanús hizo un gol y asistió a Cavenaghi en el otro. De a poco empezó a crecer. Con Newell’s, Ramón le pidió que se ocupara de marcar a Casco, hizo el sacrificio y la gente se lo reconoció con una ovación. Después, fue figura en el 3-2 a Racing. Ahora, es el jugador que más piden cuando no entra como titular. Aquella foto de las lágrimas es sólo un mal recuerdo.
En el debut en el Torneo Final, River le ganó 1-0 a Gimnasia con Chichizola, Funes Mori y Villalva en el banco. Tres meses después, el equipo quedó a un paso de otro título gracias a esos momentos inesperados protagonizados por estos jugadores. Los héroes menos pensados. Los plan B que tomaron impulso para celebrar en la A.
(*) Esta nota fue publicada en la edición impresa del Diario Perfil.