En pocos días vencerá la prisión domiciliaria que pesa sobre el adolescente imputado por el asesinato de Lucía Barrera, y el mismo quedará en libertad, con restricciones.
Mientras, en la causa que investiga el crimen que fue señalado como transfemicidio por la comunidad LGTB+ de Paraná, se aguarda por la concreción de las últimas medias de prueba que serán importantes para esclarecer, tanto la presunta autoría del menor acusado como el tipo de delito por el cual podría resultar condenado.
Hoy se cumplen cuatro meses de la madrugada del 17 de julio
en que Lucía, conocida como La
Loba, fue ultimada de múltiples puñaladas en el interior de
su vivienda de calle Ameghino 59.
La medida cautelar impuesta al menor había sido
prorrogada en la última audiencia que se desarrolló hace un par de semanas.
Pero ahora, atento a que las principales pruebas ya fueron producidas, la Fiscalía y la defensa
estarían de acuerdo en que el adolescente quede libre, aunque con restricciones
tales como no acercarse ni amedrentar a familiares o amigos de la víctima ni a
las personas que tengan alguna relación con la causa y deban declarar en el
juicio. Cabe recordar que el menor estuvo un tiempo alojado en el hogar del
Copnaf de calle Diamante, y luego le otorgaron el arresto domiciliario, con un
familiar a su cargo.
En cuanto a las medidas que restan producirse o que se
esperan sus resultados, se destaca una pericia genética sobre un pelo
encontrado en la escena del crimen. El trabajo de los expertos de la Dirección Criminalística
de la Policía,
levantaron numerosos rastros p De estos, separaron los pelos de humanos de los
que eran de animales; y luego, los que podrían guardar correspondencia con el
sospechoso, según publica Diario Uno.
En las últimas semanas se incorporó otra
evidencia contra el acusado que es el análisis de ADN sobre un rastro de
sangre, que habría dado positivo.
Ya hay otras pericias científicas que
comprometen al adolescente y lo ubican en la vivienda: una huella de calzado en
la sangre que había en el suelo, que se corresponde con una zapatilla
secuestrada en su casa, y una huella dactilar que había en un atado de
cigarrillos.