El titular de un video club denominado habitualmente multirrubro, pidió y obtuvo una Probation en la causa que se le había iniciado por vender películas `pirateadas’ (copias no autorizadas).
El hecho podría sentar un precedente en la región, dado que no se trata de venta callejera o ambulante, sino de negocios establecidos. Tres personas se beneficiaron con la suspensión del juicio a prueba y otros dos podrían ser sometidos a juicio.
Se trata de una actividad ilegal que mueve casi mil millones de pesos por año en el país. Siete de cada diez películas que se ven en la Argentina son ilegales. Truchas. Y la tendencia va en aumento, es decir, cada vez más gente prefiere comprar las copias piratas que ofrecen manteros en la calle, o bajarlas de internet, en lugar de ir al cine o alquilarlas en un videoclub. Todos saben que es un negocio ilegal. Comerciantes y consumidores. Pero parece no importar.