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hermana de 17 años, acompañadas de un vecino. Mientras el jovencito era trasladado a un centro médico privado local para evaluar la gravedad de la lesión, el fiscal en turno, Lisandro Beherán se hizo presente en la vivienda familiar para iniciar la investigación de lo ocurrido.
Todo habría comenzado pasadas las 7 de la tarde, cuando la madre del niño llega a la casa y al no ver a su hijo pregunta por este a su hermana, quien le habría manifestado que estaba en la habitación cuando ella llegó poco después de las cuatro de la tarde, pero que no pudo ingresar porque estaba cerrada. La madre logra finalmente abrir la puerta y allí se encuentra con su hijo tendido en la cama, inconciente pero aún con vida. Un revólver calibre 22 corto, que pertenecía su padre, había sido utilizado para producirse un disparo en el parietal derecho.
Al costado de su cuerpo se encontraba una nota que decía «vean mi teléfono» y el celular junto a la misma. Una vecina de la familia habría manifestado que aproximadamente a las tres y media de la tarde se habría escuchado una detonación por la que ella habría salido a mirar que había sucedido pero al no ver nada extraño, pensó que se trataba de pirotecnia que alguien habría arrojado. Pasadas las 22 horas, el niño, de apellido Godoy Alt, fue trasladado al Hospital Militar de Buenos Aires, ya que su padre es sargento 1ero del Ejército. Su estado era reservado con riesgo de vida.