Hace siete años que está en pareja con el norteamericano Brent Federighi, de quien espera su primera hija para fines de 2014 o el inicio de 2015, y la posibilidad de mudarse al país de su esposo está presente. “Siempre lo pienso. Los padres de mi marido son mayores que los míos y a veces imagino si en un tiempo él no querrá estar con ellos”, confi
Hace siete años que está en pareja con el norteamericano Brent Federighi, de quien espera su primera hija para fines de 2014 o el inicio de 2015, y la posibilidad de mudarse al país de su esposo está presente. “Siempre lo pienso. Los padres de mi marido son mayores que los míos y a veces imagino si en un tiempo él no querrá estar con ellos”, confiesa.
—Si te lo propone ¿qué vas a hacer?
—Puede ser que se plantee. Para mí no es tan fácil como para él. No digo que para mi marido sea una pavada, sino que está viviendo hace diez años acá. A él le gusta estar acá y yo no quiero mudarme. Si ahora con una bebé me dice: “Vamos a vivir seis meses allá y seis acá”, a lo mejor lo puedo negociar por un tiempo. Pero preferiría que no.
—¿Qué te imaginás haciendo en EE.UU.?
—Llegado el caso habrá que ver porque, por más que ser arquitecto es difícil, no es lo mismo cuando trabajás usando tu cara. Si tengo que ir allá a empezar de cero prefiero trabajar de otra cosa. Obvio, no voy a ir a protagonizar de un día para el otro en un país donde no te conoce nadie.
—¿Podrías hacer otra cosa?
—Sí, a lo mejor dar clases. Algo que tenga que ver con lo mío o trabajar con él, aunque no creo que sea una buena idea (ríe). No sé si podría, me deprimiría mucho. En cambio, si me dedico a algo relacionado con lo mío no sentiría que me fui para atrás veinte años.