El Gobierno nacional postergó para marzo el aumento del impuesto a los combustibles que incide directamente en el valor de la nafta y el gasoil. Sin embargo, pese a la continuidad del congelamiento de la carga tributaria, las petroleras aplicaron un nuevo aumento en sus productos.
A través del decreto 107/2024, publicado esta madrugada en el Boletín Oficial, se establecieron los incrementos en los montos de los impuestos fijados para los combustibles, correspondientes al primer, segundo, tercer y cuarto trimestres del año 2023, debido a que habían quedado desactualizados.
De esta manera, el Gobierno fijó que el aumento del primer y segundo trimestre de 2023 tenga efecto para la nafta sin plomo, la nafta virgen y el gasoil a partir del 1° de marzo de este año. Mientras tanto, los demás incrementos están previstos para el 1° de abril y el 1° de mayo.
En el considerando de la norma, el Ejecutivo plantea que esta decisión tiene como objetivo “iniciar un proceso de regularización de los referidos incrementos remanentes, resulta razonable diferir parcialmente sus efectos, así como los de la actualización correspondiente al cuarto trimestre calendario del año 2023″. De igual forma, la Secretaría de Energía, que conduce Eduardo Rodríguez Chirillo, ya había adelantado que espera que el sendero de “sinceramiento” en el precio de los combustibles se dé gradualmente tras los fuertes incrementos acumulados en los últimos meses.
El decreto argumenta que “a través de diferentes normas se han ido difiriendo sucesivamente, hasta diversas fechas, los efectos de los incrementos en los montos de los impuestos fijados en el primer párrafo del artículo 4°, en el inciso d) del artículo 7°, ambos del Capítulo I, y en el primer párrafo del artículo 11 del Capítulo II, todos ellos del Título III de la Ley N° 23.966, texto ordenado en 1998 y sus modificaciones, resultantes de las actualizaciones pertinentes, en los términos del artículo 7° del Anexo del Decreto N° 501/18, para la nafta sin plomo, la nafta virgen y el gasoil”.
En ese sentido, el Gobierno explicó que “se postergaron los efectos de los incrementos en los montos de los impuestos precitados, derivados de las actualizaciones correspondientes al tercer y cuarto trimestres calendario del año 2021, al primer, segundo, tercer y cuarto trimestres calendario del año 2022 y al primer, segundo y tercer trimestres calendario del año 2023, para la nafta sin plomo, la nafta virgen y el gasoil, hasta el 1° de febrero de 2024, inclusive”.
Más allá de la postergación de la actualización de la carga tributaria, las petroleras igual aplicaron un nuevo aumento en el precio de las naftas y el gasoil. En la Ciudad de Buenos Aires, el litro de nafta súper pasó de $699 a $744 y la premium, de $862 a $918. En tanto, el gasoil súper subió de los $736 a $784, mientras que el gasoil premium de la petrolera estatal subió de $938 a $998.
Se aguarda qué ocurrirá con el resto de las empresas, pero se descarta que se sumarán al aumento.
Los nuevos precios se suman a los fuertes incrementos de los últimos dos meses, que hasta ayer habían sido del 155 por ciento promedio.
En detalle, los impuestos al combustible tienen un mecanismo de actualización basado en la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec del trimestre previo, en línea con lo que prevé la normativa vigente desde 2018.
Si bien la premisa oficial es la liberalización de los precios, corregir todo el retraso implicaba un efecto directo en la inflación en medio de los aumentos de otros servicios regulados y, en consecuencia, sobre los debilitados bolsillos de los consumidores. Ese efecto ya comenzó a sentirse en el consumo de combustibles, afirman fuentes del sector. “Las ventas cayeron entre 10 y 15% desde diciembre. Una parte se explica porque el precio quedó más en línea con el internacional y bajó la demanda en los pasos fronterizos”, ampliaron.
A la liberación de precios se sumará otro cálculo que deberán hacer las refinadoras. La devaluación del 2% mensual del dólar oficial, el incremento en el precio internacional del petróleo y el camino que propuso el Gobierno hacia el precio interno de paridad de importación. “La decisión en ese punto será de cada una de las empresas. No nos vamos a meter en eso”, comentó a Infobae una fuente oficial que calculó que la suba total podría rondar entre el 10 y 15 por ciento.