Con 59 años, es el entrenador más longevo que sentó la Argentina en un Mundial.
Edgardo Martolio
Alejandro Sabella, con sus 59 años, es el técnico más ‘viejo’ que la Argentina ya sentó en su banco en una Copa del Mundo. La media de edad de los entrenadores nacionales en Mundiales es de 46 años.
Sabella se encuentra doce años ‘arriba’ de esa media, estadísticamente está envejecido, históricamente y hasta hoy los más jóvenes tuvieron 39 años: Juan Carlos Toto Lorenzo en Chile 1962, Vladislao Polaco Cap en Alemania Federal 1974 y César Luis Menotti en Argentina 1978. En las antípodas, el más veterano fue, con 56 años, José Pekerman en Alemania 2006.
La edad de un entrenador, antiguamente, parecía menos relevante que hoy donde se dice que ‘astros’ del puesto, como Carlos Bianchi o Reinaldo Merlo, tienen problemas para vincularse con los jóvenes que dentro del vestuario usan las redes sociales. No escuchan lo que hablan sus técnicos porque ven su cuenta de Facebook o, si escuchan, lo repasan a un periodista amigo por Twitter (recordar la reciente pelea boquense entre Orión y Ledesma).
La diferencia generacional parece haberse marcado con más fuerza en estos tiempos cibernéticos. Sabella, sin embargo, puede ser ‘viejo’ en la historia y la estadística comparativa, pero parece atento a las inquietudes de nuestros días. Seguramente ese no será el problema que elimine a la Argentina, aunque a estas horas, todo parece ser un problema.
Ediciones Del Empedrado lanza, por estos días, un libro que escribí a cuatro manos con mi hijo, Thomáz: Archivo [sin] Final: La Argentina en los Mundiales, con prólogo de dos cracks que forman parte de la historia de la Selección, que saborearon ese privilegio de pocos de vestir la celeste y blanca en una Copa del Mundo: Roberto Perfumo y Quique Wolff. No hace falta presentarlos, las canchas primero y la televisión después los hicieron conocidos como sus virtudes merecen. Para los más jóvenes, que no los vieron jugar, alcanza con comentar que Wolff era el Zanetti de los setenta, ‘un adelantado a su tiempo’: fue carrilero antes de existir el puesto en la denominación periodística. Jugó el Mundial del ’74 y debió haber estado en el ‘78. Perfumo, simplemente, es el mejor zaguero de la historia Argentina y uno de los más sobresalientes ‘2’ del mundo. Un fenómeno, un ‘tiempista’, un crack para su posición que, sin embargo, se permitía aquello de… si pasa la pelota no pasa el hombre. Jugó las Copas de 1966 y 1974.
El libro tiene esa referencia de la vejez de Sabella y la pertinente tabla comparativa porque básicamente es un libro de consulta, lleno de datos, de información, de esos en que el periodista aprende cuando lo hace, a medida que avanza en su investigación, cuando corrige una información que la memoria le trastocó, revisa una fuente o algún colaborador le aporta aquello que restaba. Son 185 páginas en formato doble y el interesado puede conseguirlo en las librerías Galerna de todo el país o (nuevos tiempos) comprarlo por internet en forma directa en delempedrado@gmail.com.
Hay infinidad de detalles estrictamente mundialistas, que hacen a la cuestión propiamente dicha, como que hubo tres extranjeros jugando por la Argentina en las Copas o quiénes son los expulsados que nos convierten en el país líder en ese aspecto (hasta hoy 9 jugadores, todos con roja directa, ninguno por dos tarjetas amarillas). Los 53 seleccionados que viajaron a los Mundiales pero nunca jugaron, jamás salieron del banco de suplentes o los nombres de los cracks (esos lo eran de verdad) que perdieron la chance de ser Mundialistas porque el país decidió –por motivos explicados en el libro– no participar de los torneos de 1938, 1950 y 1954. No falta lo básico, como la eliminación a manos de Perú para la Copa de México ’70 o la curiosa historia de la llamada Selección Fantasma del ’74. Quienes son los 31 jugadores argentinos que ganaron siempre que jugaron un partido mundialista y los 19 que siempre que actuaron la Selección perdió…
También contiene otros elementos que nunca antes fueron examinados y que, a veces, ayudan a entender ‘motivos y motivaciones’, traducidos en la cancha más tarde; singularidades que tienen que ver con los resultados, que sugieren evoluciones o no, que refuerzan conceptos, generan nuevas ideas o, simplemente, no son más que datos ‘de color’ que pintan el paisaje pero no cambian su clima. ¿Un ejemplo? El jugador argentino promedio que representó al país en las Copas, a lo largo de la historia, pesa 74,133 kg y mide 1,76 metros. Pero no fue siempre igual, engordó 4 kilos entre 1930 y la actualidad, y ahora es 4 centímetros más alto de lo que ya fue, creció. ¿Sirve esta información? Sí, porque confirma elementos que tienen que ver con la preparación física y sus métodos, con la alimentación y sus dietas. El jugador convocado para la Selección Nacional, en media y a lo largo de los Mundiales, tiene 26 años, se llama José y preferentemente nació en el mes de febrero en Buenos Aires.
Es un libro para gente como uno. Y para jóvenes que creen que el fútbol comenzó el día que fueron a un estadio por primera vez. A ellos les cuenta que hubo ‘un antes’ de eso. Yo, por ejemplo, la música que tengo en mis oídos es la de las tribunas, conocí barrios y ciudades gracias a sus canchas, aprendí estadística por el fútbol y mis lecturas por mucho que intentaron mejorar la calidad de autores y contenidos jamás dejaron de lado los asuntos deportivos. Aún hoy lo que me genera más placer, cuando escribo, es la temática futbolera; no cambio un partido por nada: sí, soy y me reconozco un animal de fútbol, pero y aún así, en este trabajo en particular y por este libro, descubrí ‘muchas viejas cosas nuevas’ de la Selección Nacional que recomiendo a todos, no por ser de mi autoría, sino porque en la previa de una Copa del Mundo, y antes de opinar o discutir con el vecino, nada mejor que refrescar lo sabido e incorporar lo desconocido.
Tengo claro que siempre se descubre o redescubre algo, porque es lo que le sucedió a mi hijo mientras hurgaba en internet encontrando lo mismo que yo hallaba en los casi 2 mil libros que conforman mi biblioteca deportiva que comparto y alimento con otros periodistas y amigos… En el fútbol la memoria se amplía diariamente, por eso es Archivo [sin] Final. Nunca habrá un punto final, no apenas porque se juegan nuevos torneos, otros partidos, sino porque de lo ya sucedido aparecen constantemente datos que se habían traspapelado u olvidado y que esforzados colegas como los miembros del CIHF (Centro para la Investigación de la Historia del Futbol) rescatan y desempolvan.
¿Quiénes fueron los ‘elegidos’ que usaron la siempre prestigiosa camiseta número 10 argentina en los quince certámenes ecuménicos ya disputados por nuestro equipo? Esa respuesta está en el libro, como están quienes fueron los escogidos para usar el brazalete de capitán en las Copas y los más veteranos en ser llamados. ¿Cuántos cracks de cada edad estuvieron en cada Copa? Un dato: nunca llevamos a nadie con 17 años pero ya tuvimos un crack con 39. ¿De qué pueblos y provincias provienen los convocados? ¿Cuáles son los clubes del exterior que cedieron –o reintegraron– sus cracks para la Argentina en tiempos de Mundial? Están contabilizados todos los minutos jugados por cada uno. Diversos records ¡Y hasta los lugares donde concentró la Selección en cada certamen!
Reproduzco el texto de la contratapa para orientar mejor al lector sobre la cantidad de contenidos de Archivo [sin] Final, que va más allá de la propia Selección, por considerar que el entorno ayuda a explicar a la Argentina y sus actuaciones: Central Norte de Tucumán, es el primer club del interior argentino, en ceder un jugador para un Mundial: Alberto Chividini, en 1930… > Cuba es el primer país no europeo ni sudamericano en pasar a una Segunda Fase… > India no acepta ir a Brasil en 1950 porque la FIFA no permite que se juegue descalzo… > En los primeros cinco Mundiales no hubo ningún 0 a 0… > Hasta Brasil 2014, las Copas registran un único gol olímpico, el del colombiano Marcos Coll, ante Unión Soviética, en 1962… > La Selección Nacional gana 30 partidos menos que Brasil y pierde 5 más que ‘los hermanos’… > En 1978, los tres primeros del Mundial, Argentina, Holanda y Brasil no son los primeros de sus Grupos: clasifican atrás de Italia, Perú y Austria respectivamente…
Hay más: En Italia ’90, Camerún gana su Grupo, el mismo de Argentina, con saldo de goles negativo… > Bulgaria pasa 17 partidos en Mundiales sin ganar y Uruguay está 24 años sin perder… > Gabriel Batistuta es el único jugador del mundo que anota un hat-trick en dos Copas diferentes… > Recién en Alemania 2006, una Selección de Oceanía gana su primer partido… > Y Suiza se convierte en la única Selección eliminada sin haber recibido un solo gol en contra… > Dejan Stankovic es el primer jugador que defiende tres países distintos en tres mundiales diferentes… > Kim Myong-Won, de Corea de Norte, por error es inscripto como arquero en Sudáfrica 2010 y FIFA no le permite jugar en su verdadero puesto: al arco o nada. ¿Y si hubiesen inscripto mal a Lionel Messi o Cristiano Ronaldo?…
No todos son datos felices: La Argentina es el cuarto país con más participaciones y el segundo con más partidos perdidos… > Sándor Kocsis, atacante de Hungría, tiene una media de 2,20 goles por partido en Mundiales… > En el primer cotejo del primer Mundial jugaron dos hermanos, los mexicanos Rosa: hasta hoy son 47 pares, pero apenas los Boateng lo hicieron para selecciones distintas y enfrentándose entre ellos… > Pasaron 40 años antes de medirse, entre sí, dos selecciones de un mismo continente que no fuesen de Europa o Sudamérica… > Miroslav Klose, nacido en Polonia pero jugador de Alemania, es el único crack que hace 4 o más goles en por lo menos 3 Mundiales…
Además de registrar todos los partidos de Argentina en todos los mundiales, en el libro se detallan, completos, los planteles con datos fundamentales de cada jugador; estadísticas individuales y colectivas; la lista de buena fe de todos los campeones; rankings y finales; fracasos y consagraciones; curiosidades y rarezas e inclusive reglamento y fixture 2014.
Además, hay historias conmovedoras ‘de aquí y de allá’, como la del haitiano que sufrió la locura de Baby Doc por ser el primer jugador en una Copa del Mundo que dio positivo en exámenes antidoping, o la más maravillosa de todas, la del austríaco Matthías Sindelar que prefirió la muerte a jugar para la Alemania nazi…
Obviamente no faltan el ‘agua bendita de Galíndez’ y ‘la mano de Dios’, también ‘protagonistas’ en los Mundiales del ’90 y el ’86, ni la agrura de cuando a Maradona ‘le cortan las piernas’ en 1994. No falta nada que tenga alguna relevancia y se vincule a la Selección Argentina. Finalmente información, la primordial, del Mundial de Brasil. Si su hijo se entusiasma leyéndolo como el mío en su escritura, el objetivo estará cumplido. Un buen aperitivo para esta Copa que ya está a la vuelta de la esquina.
IN TEMPORE: en Brasil, la Editora Figurati publica, también por estos días, otro libro que recopila la serie de historias que fui escribiendo para la revista Rolling Stone, bajo el título de ‘Gloria Roubada: o outro lado das Copas’. Como locos, poderosos y dictadores influenciaron en algunos resultados, selecciones y jugadores antes, durante y después de los Mundiales. De Hitler, Mussolini y Baby Doc a Guaita, Stretsolv y Saldanha, Aquí no hay estadísticas, son relatos fuertes que muestran, también, el otro lado de los hombres…
Quienes vengan a la Copa pueden conseguir un ejemplar en cualquier librería del país y, de paso, les recomiendo otro libro en portugués que es un placer leer, escrito por dos periodistas brasileños, uno que aún vive en la Argentina, Ariel Palacios, y el otro nos sufrió varios años, Guga Chacra, hoy en New York: ‘Los Hermanos e Nós’ (‘Los hermanos y nosotros’; es decir los brasileños). Estos colegas, corresponsales de Globo News entre otros medios, cuentan cómo somos los argentinos en relación al fútbol y en nuestro vínculo con Brasil y sus hinchas. Delicioso además de instructivo, especialmente para entender muchos mitos y aceptar algunas realidades.
(*) Director Perfil Brasil y creador de SóloFútbol.