Mauricio Lubo (subcomisario) y Leonardo Rodríguez (vecino de barrio El Brillante) se conocen desde chicos, cuando jugaban juntos a la pelota. Lubo estuvo fuera de la ciudad por unos años, hasta que regresó a comienzos de 2015 para hacerse cargo de la Comisaría La Picada, de barrio El Brillante, en la localidad de San José. El viernes, la vida los puso cara a cara con lo que seguramente fue uno de los momentos más difíciles de sus vidas. Dios, el destino y la adecuada preparación de un funcionario policial hicieron que la historia tuviese un final feliz.
“Yo había vuelto de un allanamiento en El Brillante. Estaba en la comisaría, cuando llegó este muchacho gritando que llame a la ambulancia porque se moría el nene. ‘Se muere mi gurí’, decía. El bebé había tomado thinner o aguarrás. El pequeño se llama Ciro, es hijo de Leonardo Rodríguez y Andrea Molinares, y tiene solo 10 meses de edad. “El móvil policial estaba en reparación, así que lo cargamos en mi auto particular afirmó Lubo. Atrás subieron la mamá y la tía con el nene; en el apuro no me di cuenta que quedó el padre”, continúa diciendo.
Y a continuación habla del momento más dramático: “Cuando subimos al auto, vi que el nene estaba azul y no respiraba. Les di las instrucciones para que le practiquen reanimación. Durante el camino varias veces dejó de respirar y le iba indicando a la tía qué hacer; la mamá estaba desesperada”. En la guardia del Hospital San Benjamín encontraron un pediatra, quien rápidamente le efectuó un lavaje de estómago y le sacaron una placa. Allí quedó en observación hasta que el miércoles recibió el alta, y sus padres dieron a conocer lo sucedido, eternamente agradecidos con este policía amigo que permitió que Ciro recupere su sonrisa.